Altruismo real desde la acción
Los centros educativos aportan un aumento de voluntarios al Banco de Alimentos
Valora a quién te dedica su tiempo. Te está dando algo que nunca recuperará”. Con esta cita la Fundación del Banco de Alimentos reconoce la labor de las almas que entregan su tiempo —el bien más preciado de una persona— en las distintas labores de recogida, clasificación, distribución y entrega de alimentos. Porque si donar alimentos es un acto solidario, igualmente lo es ofrecer segundos que se descuentan de las vidas. En una circunstancia que se presenta para satisfacer a todo el mundo, durante la última campaña de la Gran Recogida de Alimentos, la entidad sin ánimo de lucro procuró fomentar la ayuda de los más jóvenes. Para ello contaron con la implicación de la Delegación de Educación. El resultado no pudo ser más alentador: “De 2 centros que participaban en años anteriores hemos pasado a 14, de forma que el Banco de Alimentos abrió sus puertas a chavales de tercero y cuarto de la ESO, así como de primero y segundo de Bachillerato”, explica el presidente de la organización, Francisco Luque.
Implicar a los menores como parte de su educación, la humana, la cívica. Ese es el otro objetivo por el que los centros apuestan por esta colaboración altruista. En definitiva, se trata de que el alumnado se sumerja en la realidad y no memorice tanto las cifras de las personas necesitadas que existen en el mundo o se aprendan el concepto de solidaridad, sino de que se impliquen en la organización de los alimentos con su tiempo sin otra remuneración que la satisfacción de ayudar. “Los chavales estaban muy orgullosos. De hecho, me llegaron a decir si podían ir todo el día. También contamos con trabajadores de algunas empresas y de Protección Civil, entre otros, lo que nos da un empuje importante”, apunta el responsable de la entidad.
Por otra parte, están los voluntarios que trabajan diariamente a lo largo de todo el año en el Banco de Alimentos; la mayoría son personas jubiladas que dedican su tiempo a la preparación de paquetes de comida para entregarlos a los colectivos demandantes. “Los que habitualmente están aquí son 30. Entre otras funciones, también colaboran con la gestión cotidiana o para la planificación con las grandes superficies y comercios para las grandes recogidas”, explica.
La última gran recogida de alimentos, previa a las fiestas navideñas, movilizó a 2.298 voluntarios que se distribuyeron en 300 establecimientos en la provincia. Una cifra que superó las 1.900 personas del pasado año.
Además de informar y animar a los consumidores de los comercios a que colaboren con la donación de comida, los voluntarios también participan en la primera distribución de los productos en la nave ubicada en la Carretera de Granada. “Allí organizan por tipo de alimentos y luego comprueban por fechas de caducidad. En este lugar, los voluntarios eventuales están atendidos por los fijos”, explica el presidente. Durante las dos primeras semanas previas a las vacaciones de Navidad, estas instalaciones recibieron todas las tardes una media de 20 alumnos. Mientras, por las mañanas, aportaban su granito de arena amas de casa y profesionales con horarios flexibles.
En el complejo entramado que supone la “Gran Recogida”, también hay que tener en cuenta la recepción al almacén de los alimentos procedentes de los establecimientos. “Algunos centros comerciales nos llevan la comida y otros los hacemos llegar con unos vehículos que nos donaron. Digamos que es un sistema mixto”, dice. Tras la primera distribución de productos, se van al Polígono de los Olivares donde se hace una “clasificación fina”. “Es un trabajo interminable”, reconoce Luque.
Una vez que están preparados los lotes, gracias a la coordinación de los voluntarios, son hasta 120 asociaciones las que los reciben. “Estas instituciones tienen documentadas las personas a quienes les pueden hacer llegar la comida. Son parroquias o asociaciones vecinales. Ellos nos pasan los datos y ellos tienen los informes sociales que les facilitan desde los ayuntamientos para garantizar que llegan a las familias realmente necesitadas”, apunta Luque.
Además de la contribución que realizan las grandes superficies y cada ciudadano, el Banco de Alimentos recibe alimentos de FAGA —de la Junta y la asociación de agricultores que facilitan frutas y verduras— y FEGA —de la Unión Europea con productos perecederos—. De manera excepcional para esta Navidad, el Banco contó con la colaboración voluntaria de Mariscos Castellar, que, por segundo año consecutivo, donó entre 1.000 y 1.200 kilos de marisco, helado y lubina congelada. Igualmente, Francisco Luque indica que se hizo llegar a las familias más necesitadas preparados con alimentos especiales para estas fechas como embutidos.
aumento. En la Gran Recogida, las grandes superficies aumentaron un 10% la aportación de alimentos con un total de 1,5 millones de kilos. Además, se sumaron ciudades nuevas como La Carolina y Villacarrillo.
IES fuente de la peña. De los 14 centros educativos que participaron en la “Gran Recogida”, el IES Fuente de la Peña es el que más voluntarios aportó, con 421. Alumnos y profesores se distribuyeron en los Más y Más y en Carrefour.