Cáritas atiende a 17.000 personas que estaban “al límite del límite”

Alerta de que la pobreza se hace “crónica” y denuncia la falta de vivienda

14 jun 2017 / 11:53 H.

Desde que pasó lo peor de la crisis, se escucha como una suerte de mantra que la recuperación económica es un hecho incontestable. Sin embargo, hay datos que son muy tozudos y que demuestran todo lo contrario. Las cifras que manejan las asociaciones y entidades que ayudan a los más necesitados no engañan. Ayer, Cáritas Diocesana presentó su Memoria de Actividad relativa al año 2016, un informe que deja bien a las claras que hay miles de familias jiennenses que todavía no ven la luz al final del túnel. Para ellas, la mejoría económica no es más que una lejana utopía: “La situación es insostenible, porque muchas están al límite del límite”, subrayó el director de esta institución benéfica, Rafael López-Sidro, que desgranó unos datos dramáticos en presencia del obispo de la Diócesis, Amadeo Rodríguez Magro, y el delegado episcopal, Juan Raya.

Hay un dato que resalta por encima de todos. En 2016, Cáritas Diocesana dio ayuda directa a más de 17.000 personas. Supone un número ligeramente inferior a años anteriores. Sin embargo, lo que sí ha aumentado de forma extraordinaria son las intervenciones realizadas por la organización eclesial. “Las personas a las que atendemos vienen más veces, porque necesitan mucha más ayuda”, explicó Rafael López-Sidro, para referirse que hay muchas familias en la provincia que han sido arrastradas a la exclusión social: “Nos tememos que son prácticamente irrecuperables”, explicó: “Se han quedado en la cuneta porque son los últimos de los últimos, aunque para nosotros siempre serán los primeros”, remarcó Juan Raya, el delegado episcopal.

De hecho, a lo largo del año 2016, Cáritas ha duplicado los recursos destinados a pagos de alquileres, a hacer frente a los recibos de luz y de agua, y sufragar alimentos infantiles. “No se trata solo de proporcionarles un plato de comida. Es que hay muchas personas en Jaén que no tienen nada de nada”, aclaró el director de Cáritas. Fue en este punto cuando Rafael López-Sidro alertó del problema que se están encontrando para encontrar viviendas de alquiler: “Tenemos cinco familias con hijos pequeños que están en la calle y para las que no hay forma humana de encontrarles un techo. Es imposible, a pesar de que nosotros, como institución, avalamos lo que haga falta”. Al respecto, hizo un llamamiento a las administraciones para que arbitren las medidas que permitan poner a disposición edificios que, actualmente, están vacíos y desocupados: “El conocido como Banco Malo y las propias administraciones tienen viviendas vacías que se deben poner a disposición de las personas que lo están pasando muy mal”, señaló.

Los responsables de Cáritas Diocesana también quisieron poner el acento en el “nuevo modo de proceder” que tiene la institución eclesial para conseguir que los más necesitados salgan de la exclusión social en la que se encuentran. La filosofía se basa en que es más importante enseñar a pescar que dar peces: “Lo que queremos es respetar la dignidad de las personas para que vivan con dignidad. Repartir alimentos y ropas ya lo hacen otras organizaciones. Nosotros queremos ir más allá y proporcionar a las personas atendidas los medios para que puedan valerse por sí mismos”, explicó el director de Cáritas.

Juan Raya destacó, igualmente, la labor de los 1.800 voluntarios que trabajan para la entidad de forma desinteresada: “Hemos conseguido duplicar la cifra y, además, rejuvenecer este colectivo”. Por su parte, el obispo quiso concienciar de que la caridad es “cosa de todos”.

Trabajo. Apuesta por la inserción laboral
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Cáritas quiere cambiar su modo de hacer y de ayudar a los que más lo necesitan. Quiere basar su trabajo en la inserción laboral más que en la labor meramente asistencial. En esta línea, ha creado Recuperaciones Redoble, una empresa de la Fundación que da empleo a 16 personas. Diez de ellas trabajan en la recogida de ropa usada para su posterior reciclado. Desde su creación, en octubre de 2016, ya son 300.000 los kilos de ropa recogida. El objetivo es ampliar la red y poner en marcha una tienda.

Alimentos. Más de 102.000 comidas repartidas
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Los comedores sociales vinculados a Cáritas atendieron a lo largo del año 2016 a unas 1.800 personas. Supone, en la práctica, que se repartieron unos 102.000 platos de comida, según los datos de la organización. “No queremos colas a las puertas de los comedores, porque queremos respetar la dignidad de los que allí acuden. Por eso, cada vez, preparamos los alimentos para que las personas atendidas se los puedan llevar a su casa”, explicó el director de la institución eclesial, Rafael López-Sidro.