Cuando abstenerse se considera votar

    04 mar 2019 / 13:05 H.

    La política es algo demasiado serio como para dejarla en manos de políticos que la viven como profesión; a los que no les importa llevar razón, sino que se la den. Tan atentos a la realidad publicada, desconocen la realidad pública. Si hay algo que debiera preocuparles hoy, es la devastadora plaga del “Abstencionismo”, que se ha ido extendiendo durante el cansino y costoso tráfago electoral de los últimos años. Ha llegado para quedarse; y, disfrazada de formas democráticas, acabará, sin echar mano a guerras y revoluciones, creando una Democracia Dictatorial en la que media España gobierne contra la otra media. Por un están los que, convencidos, votan en las urnas; por otro, los que desencantados, votan absteniéndose. Nadie se atreve a cambiar un sistema electoral en el que la abstención y el voto en blanco, juegan su baza. Y la cosa seguirá igual. Mientras los políticos, fieles al “todo vale”, buscan voto, prometiendo incluso, hacer un puente en donde no hay río. Cada vez es mayor el personal que aprovecha el domingo electoral para pasar un día campero. Es triste porque está claro que los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan.