“El problema de las plazas de El Valle es municipal”

La imposibilidad de invertir fondos públicos para rehabilitar los espacios comunes del Polígono del Valle, mientras estos tengan carácter privativo —es decir, pertenezcan a los bloques—, copó ayer buena parte de la reunión que el delegado de Fomento y Vivienda, Rafael Valdivielso, mantuvo con representantes de las dos asociaciones vecinales del barrio, “Passo” y “La Unión”. Rafael Valdivielso explicó que esta situación, que, hoy por hoy, se ha convertido en un problema que afecta a unas 1.500 familias (alrededor de 800, en la parte baja del polígono y unas 600, en la de arriba), hunde sus raíces en el año 1976, cuando la titularidad de los inmuebles era del Instituto Nacional de la Vivienda del que es heredera la Consejería de la Junta de Andalucía, que, a su vez, se deshizo de ellos en una operación de compra-venta.

El problema es que los espacios comunes (9 plazas en la parte baja, que suman en torno a 10.500 metros cuadrados, y otros 20.000, en la zona alta del barrio) tienen uso privado. Y eso, a pesar de que, “de facto”, el Ayuntamiento se encarga de su mantenimiento y se benefician de los servicios públicos de recogida de basura y limpieza viaria y alumbrado. Por este motivo, “más que de echar” balones fuera, el delegado apuntó: “Es el momento de sentarnos Junta, Ayuntamiento y asociaciones vecinales y solventar este problema que tiene dos patas: el desarrollo urbanístico del PGOU y Patrimonio Municipal del Suelo, porque se trasvasaría un bien privado a patrimonio municipal”.

Para ello, el delegado comentó que, entre las “miles de soluciones” posibles, una de ellas pasaría por una modificación pormenorizada del planeamiento urbanístico actual, “a instancias de los vecinos”, que tendría que transferir al Ayuntamiento la propiedad que tienen en estos momentos sobre esas zonas comunes. Es lo mismo que la Administración local expuso a los colectivos vecinales hace unas semanas. En un estudio, el equipo de Gobierno local se mostraba dispuesto a cambiar la titularidad, pero subrayaba la necesidad de que los vecinos, uno por uno, presentaran las escrituras y renunciaran, individualmente, a la titularidad de estos espacios. En declaraciones a este periódico, hace una semana, el presidente de “Passo”, Mario Liébanas, lo consideró prácticamente inviable: “Muchos vecinos no tienen las escrituras. Hay pisos vacíos, alquilados y, en algunos casos, el propietario ha muerto”. Con que solo hubiera alguien que no firmara, la modificación urbanística sería imposible y, por extensión, arreglar las plazas de la parte baja del polígono y todos los espacios comunes de la de arriba sería imposible. Por eso, “Passo” ha pedido reuniones con todos los partidos políticos con representación en el Parlamento autonómico para resolver esta situación. Lo que ambiciona la asociación vecinal es que la Junta “haga una excepción” con “El Valle”: que se haga cargo de nuevo de las plazas y que las ceda, después, al Ayuntamiento. Pero el delegado aseguró que no hay retorno posible al origen, a ese momento en el que la Administración autonómica era la titular de los bloques. Y remarcó: “La Junta es la que menos tiene aquí que decir”.

El delegado territorial de Fomento y Vivienda reconoció que las escrituras y las firmas de los vecinos son obligadas en el proceso. No obstante, advirtió: “Yo no quiero lanzarle el muerto a un tercero, a los vecinos. Aquí, quien debe liderar esto es el Ayuntamiento: ir pidiendo escrituras y sentándose con los vecinos”. Y, aunque reiteró que “es un tema municipal, puro y duro, de desarrollo urbanístico y patrimonial”, expresó la “disposición de la Junta” para buscar soluciones conjuntamente. No ya solo porque esta situación impide que se puedan invertir fondos europeos en el barrio, sino porque, “de facto” —insistió—, los espacios comunes de “El Valle” que aparecen con carácter privativo en el Plan General de Ordenación Urbana no lo son en la práctica.