Geolit busca uso a los edificios de los tres proyectos fracasados

Macrosad es la primera en comprar un inmueble en manos de los bancos

04 jul 2017 / 11:31 H.

La gran depresión económica de la que parece que comienza a salir Jaén ha hecho mucho daño en uno de sus proyectos estratégicos para su futuro, como es el Parque Científico y Tecnológico Geolit. Actualmente, tres de sus inmuebles son edificios “fantasma”. Lo que se concibió como un sueño de empleo, innovación, desarrollo, cooperación y tecnología, al final, ha quedado en la cartera de activos hipotecarios de una entidad financiera que, generalmente, fue la que confió en el proyecto en forma de crédito y que, al final, se lo quedó por falta de pago.

Sin embargo, una vez que parece que la tormenta ha pasado, Geolit busca proyectar estos inmuebles para empresas que sean capaces de generar innovación, trabajo, investigación y llenen de vida el Parque. Macrosad es el primer ejemplo. La cooperativa dirigida por Andrés Rodríguez anunció —la pasada semana— que ha llegado a un acuerdo para trasladar su sede central a Geolit. Fue el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes —uno de los mayores defensores del Parque—, el que realizó el anuncio en la Confederación de Empresarios de Jaén antes de asistir a la presentación del cuarto Plan Estratégico de Macrosad, una cooperativa que da trabajo a más de 1.700 personas y que se muestra como un referente en la atención y en la investigación de la dependencia y del cuidado de niños menores de tres años.

Promoción. Geolit tiene la particularidad de que se trata de un proyecto recogido en el Plan Estratégico para el Desarrollo de Jaén porque se muestra como un aval de investigación, innovación y desarrollo de proyectos empresariales con alto valor añadido. Por eso, pese a que los tres grandes proyectos fracasados tienen a los propios agentes de las entidades financieras como parte indispensable para promover la venta, los políticos también están muy interesados en que el Parque Científico y Tecnológico salga hacia adelante. De hecho, cuantas más empresas existan, más dinamismo generará y sinergias en favor del empleo y el desarrollo. Y aquí la Diputación Provincial está muy implicada para darle un empujón.

Caja Rural de Jaén, Pieralisi o Software Delsol son ejemplos claros de la iniciativa privada que se instaló en el Parque y le ha ido bien. El Centro de Servicios Avanzados, el Laboratorio de Sanidad Vegetal o el Museo Terra Oleum son referentes de la apuesta pública a la hora de construir inmuebles que fomenten las sinergias y la cooperación entre las entidades públicas —tal y como se ve en estos inmuebles— y la actividad privada.

Sin embargo, Novasoft, Comyser y el propio edificio Big Bang, que fue el primer inmueble que se construyó en Geolit, son ejemplos de todo lo contrario. Fueron proyectos que se proyectaron con ilusión y que se promocionaron con fuerza, pero que, al final, cayeron y sus inmuebles —todos son auténticas joyas arquitectónicas concebidas con una vocación innovadora— cayeran en manos de entidades financieras.

La nueva hoja de ruta. El primer edificio de Geolit fue el Big Bang. La primera piedra se colocó el 17 de noviembre de 2006 para albergar un gran centro de empresas. Se le denominó así porque se pensó que tendría un efecto multiplicador —al igual que la explosión que generó el universo—. Estaba llamado a ser un gran centro de empresas, aunque no logró la ocupación necesaria para hacerlo rentable. Por eso, la sociedad Big Bang Servicios Avanzados sufrió una reestructuración y, al final, el inmueble cayó en manos de CajaGranada —actualmente BMN—. Actualmente, forma parte de la cartera de activos inmobilarios, pero existe un acuerdo por el que Macrosad se quedará con él. Se firmará en los próximos días. Andrés Rodríguez, socio director de Macrosad, confirma que la operación de compra y de reforma del inmueble para adaptarlo a sus necesidades superará los 900.000 euros.

De esta manera, Geolit parece que muestra un nuevo punto de inflexión que busca reciclar o, lo que es lo mismo, buscar un nuevo uso a los inmuebles de proyectos que fracasaron. La crisis fue dura para todos, pero el Parque encontró el problema añadido de que le cogió con grandes proyectos empresariales —con mucho empleo asociado— en fase embrionaria, por lo que algunos no pudieron resistir sus embestidas.

Otro ejemplo fue el de Comyser. Fue un proyecto empresarial cooperativo que se centró en servicios de metrología, principalmente, para almazaras. En octubre de 2008 ya construía su gran edificio, en el que contaba hasta con un laboratorio de servicios metrológicos. Al final, Caja Rural de Jaén se adjudicó el inmueble después de que el proyecto fracasara en el Parque.

Este inmueble es otra joya más, que está situado en la Avenida de la Innovación de Geolit. Fuentes de Caja Rural de Jaén confirman que se encuentra entre su cartera de activos inmobiliarios. Además, la cooperativa de crédito no duda a la hora de aseverar que está dispuesta a ofrecer todas las facilidades a cualquier empresa que quiera instalarse en este inmueble siempre que sea para poner en marcha un proyecto que redunde en el progreso y desarrollo de la provincia jiennense, que es su vocación. Tiene claro que cerrado no vale para nada, por lo que no duda en señalar que le encantaría que pronto estuviera habitado y con jiennenses trabajando en su interior.

El tercer gran proyecto fallido de Geolit fue el edificio de Novasoft. Es una auténtica maravilla arquitectónica por la combinación de espacios abiertos y zonas para el desarrollo. Colocó su primera piedra el 4 de junio de 2010. Sin embargo, el 7 de abril de 2015, daba por acabado su proyecto en el Parque y cerraba su inmueble. Actualmente, pertenece al Banco Santander, que no solo lo ofrece dentro de sus activos inmobiliarios, sino que también ha colocado carteles en el propio edificio —en la puerta principal de entrada— en el que se lee: “Se vende”. También figuran dos números de teléfono por si existe algún interesado que quiera llamar. El edificio se inauguró en 2011 y costó alrededor de 2,5 millones de euros. Cuando “bajo el telón”, daba empleo a 70 ingenieros. Novasoft se declaró en concurso de acreedores por falta de contratos y problemas de liquidez.