Lágrimas
de belleza colman La Expiración

La Plaza de San Bartolomé se
llena para recibir la salida de las
dos imágenes titurales de la cofradía

30 mar 2018 / 11:21 H.

El aire que contenía toda la Plaza de San Bartolomé estaba contenida en los pulmones de los cientos de jiennenses que la ocupaban. En el hueco entre los árboles apenas había oxígeno para los devotos que observaban, en completo silencio, la salida del Cristo de la Expiración de la parroquia. La tensión, la pausa, un instante que marcaba el inicio de una procesión muy atada a su barrio, con una de las salidas más complicadas —por no decir la más—, de las procesiones de Semana Santa de la capital.

Tal como se diseñó el templo, cruzar las puertas principales era impensable por su limitado tamaño, por lo que los pasos de la hermandad deben hacerlo por el lateral de la iglesia. Sin embargo, ahí no acaban las dificultades, pues la estrechez de la puerta fuerza a los cofrades a terminar de montar el paso del Cristo nada más atravesar la entrada. Una escena digna de contemplar al menos una vez en la vida, tanto por la destreza de los costaleros como por la devoción de los vecinos que ignoran el tiempo transcurrido y los apretones para contemplar en primera persona la marcha de su Cristo.

Como si de un solo cuerpo se tratara, los asistentes a la Plaza de San Bartolomé se removían en sus posiciones, minutos antes de que las puertas se abrieran y dieran paso a la cruz de guía, que iniciaba el recorrido poco después de las siete de la tarde, su hora de salida oficial. Minutos después salía el primer paso, que asomaba por la puerta de manera tímida, ante la atenta mirada de sus devotos. Cada gesto, cada pequeños paso y suspiro de los costaleros era casi analizado por los vecinos, que contenían en sus pulmones el aire mientras lo alto de la cruz parecía rozar los límites de piedra de la iglesia.

Nada más encontrarse a las afueras del templo, le dedicaban al Cristo una emotiva saeta, al tiempo que los cofrades terminaban de colocar las piezas al paso que ocultan los rostros de los costaleros. Como muestra de respeto, aquellos que eran los pies del Santísimo Cristo de la Expiración, agachaban el rostro o intentaban ocultarlo de los demás, pues ellos no eran los protagonistas, sino la imagen que portaban sobre sus hombros.

Con la tarea concluida, se volvía a iniciar la marcha, ascendiendo una ligera pendiente hacia la Plaza de San Bartolomé, rodeada por numerosos jiennenses a los que apenas separaban unos centímetros muy escasos del paso. Con la espalda pegada a la pared exterior del templo y la nuca acariciando las piedras, los afortunados de encontrarse tan cerca de Él pudieron contemplarlo en un lugar privilegiado. Nada más comenzar su andadura, la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Expiración acompañaron a la imagen, en un itinerario que duró unas cinco horas.

Cerca de la hora del inicio de la procesión, María Santísima de las Siete Palabras se encontraba en la linde del templo. El silencio se adueñó, una vez más, de los asistentes, que miraban con el nervio contenido cómo el palio rozaba sutilmente las puertas de la parroquia. Tal vez fuera una ilusión, pues unos segundos después la Virgen estaba en la plaza, ahí donde se había colocado su Hijo instantes antes. La Sociedad Filármonica María Inmaculada de Linares dio inicio a los primeros sones de su repertorio, con los que seguiría los pasos de su Virgen por la capital de Jaén.

La noche cayó sobre la ciudad, y los dos pasos de la hermandad continuaron su travesía. Su caminar, lento y preciso nada más cruzar las puertas de la iglesia parroquial, retomó fuerza durante su avance, sin llegar a ser excesivo y manteniendo un ritmo calmado, propio del cortejo procesional. En el corazón del casco antiguo de la capital nazarenos, mantillas y costaleros de La Expiración recorrieron las calles, con alguna mirada ocasional a sus espaldas, hacia el Cristo o la Virgen, hasta tal punto que no se sabía si ellos custodiaban los pasos o eran las imágenes quienes guardaban a los que les acompañaban en su Jueves Santo. El poco espacio entre edificios no era un inconveniente para los devotos jiennenses, que veían procesionar a las imágenes titulares de la cofradía con solemne admiración. El morado de sus túnicas se fundía con el crepúsculo de una ciudad que, paciente, esperaba el pasar de sus cofrades. Pasada la medianoche, siendo ya Viernes Santo, los vecinos regresaron a la plaza para despedir a sus imágenes de La Expiración hasta el año próximo.

Medallas de la Virgen de Diario JAÉN
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Diario JAÉN acompañó a los devotos de La Expiración. En la Plaza de San Bartolomé los asistentes a la procesión tuvieron la oportunidad de adquirir la medalla de María Santísima de las Siete Palabras junto con la edición del día del periódico. Los vendedores de Diario JAÉN también disfrutaron de los pasos del Cristo de la Expiración frente a su iglesia parroquial.