Las víctimas del vendaval

La fuerza del viento destroza la casa de Javier Contreras y Zulema Cañete

07 mar 2018 / 09:10 H.

Duster sabe que no está todo en su lugar. Se mueve de un lado a otro en el porche y por la terraza intentando esquivar maceteros, tejas, ladrillos y árboles que hay en el suelo. Es un golden terrier blanco de tan solo ocho meses que vive en la casa número 1 de la urbanización Jardines de La Yuca. Tiene una cuerda gorda con un nudo grande que usa como juguete. La trae para perseguirla después de que su dueño, Javier Contreras Merino, se la lance. Duster la busca con cuidado en un espacio por el que parece que ha pasado un tornado. La barbacoa de obra está hecha trozos, el muro que separa la casa de la calle se mueve cuando se empuja levemente y los cipreses que resguardan el jardín se volcaron hacia unas escaleras, lo que hizo que se cayera el gran muro que los sujetaba y que hacía como gran macetero. De hecho, si se mueve algo de lo que está por el suelo, Duster pone cara de miedo, como si recordara el momento en el que el fuerte vendaval destrozo todo aquello.

Hay tiestos rotos en el suelo, mientras que los toldos están hechos jirones. Hasta la antena de televisión está doblada encima de las tejas. “Nos da miedo de pensar lo que podía haber pasado. Afortunadamente, solo son daños materiales, pero también destroza un sueño. Compramos esta casa en junio. Llevamos muy poco tiempo aquí. La hemos pintado, decorado a nuestro gusto y adaptado el jardín. En cambio, las fuertes rachas de viento nos la ha destrozado”, narra Javier Contreras Merino. Este vecino de La Yuca vive en esta casa junto a su mujer, Zulema Cañete, y su hija Sofía. “Me llamó Zulema. Me decía que había llegado a casa del trabajo y que no paraban de volar las cosas. Que se había caído un muro y que el viento lo estaba destrozando todo. Fueron unos momentos muy angustiosos. Afortunadamente, solo han sido daños materiales para la fuerza del viento que sufrimos”. Precisamente, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) publica que se alcanzaron rachas de hasta 103 kilómetros por hora, que fueron las causantes de los destrozos.

No obstante, en las horas posteriores también figuran velocidades del viento de 83 kilómetros por hora. “Veo lo que nos ha pasado y no paro de llorar. Nunca pensé que el viento pudiera hacer lo que hizo con nuestra vivienda”, señala Zulema Cañete. Asimismo, continúa: “Cuando vi el muro caído, lo primero que pensé era que podía haber pillado a Duster, ya que es el lugar por el que él se suele acostar en el jardín. Pudo ser el perro o también alguno de nosotros. Las escaleras y las baldosas nos la ha hecho polvo, pero, afortunadamente, solo son daños materiales. Todo de puede arreglar”.

Ahora, esta familia de La Yuca intenta que su vivienda vuelva a la normalidad. No tienen televisión, ni teléfono. Ni siquiera les funciona el portero automático de la vivienda. Ayer, repasaban las tejas que faltaban en su tejado y se preparaban ante las nuevas previsiones de lluvia, ya que la Agencia Estatal de Meteorología indica que el temporal todavía no se ha ido. Parece que es la única vivienda afectada seriamente en esta zona residencial jiennense. Está en un mirador privilegiado en el que se divisa la carretera que va a Mancha Real y parte de la capital del Santo Reino. En cambio, esa perspectiva privilegiada puede que haya sido un inconveniente en esta ocasión, ya que sirvió como parapeto del resto de inmuebles ante las fuertes rachas de viento que se registraron durante la pasada semana. Ahora, es el momento de recoger y de reconstruir todo lo que destrozó la fuerza del vendaval.

Las nubes dejan más de 30 litros de agua en Jaén

Parecía que la jornada iba a ser floja en precipitaciones. Sin embargo, en cuanto que cayó la noche, la cosa cambió. A las nueve y media de la noche, llovía en buena parte de la provincia jiennense y había zonas con interesantes registros. Cazorla registraba 32 litros por metro cuadrado, mientras que Siles alcanzaba los 26, mientras que en Villacarrillo se alcanzan los 25. La capital también salía bastante bien parada. En esos momentos, el pluviómetro del Quiebrajano alcanzaba los 19 litros por metro cuadrado, mientras que otros situados en la zona de Los Puentes alcanzaban los 15. La mayoría de las precipitaciones llegó a última hora. La lluvia cayó de una manera tranquila —hasta las diez de la noche—, por lo que no se habían registrado incidencias de consideración. Sin duda, un torrente de alegría para los embalses de la provincia que siguen acumulando recursos después de meses de sequía. El agua será clave para el riego y el consumo humano.

Hoy se espera un claro antes de recibir más precipitaciones

Hoy se espera un gran claro en toda la provincia después de ocho días consecutivos de agua. La lluvia comenzó el 27 de febrero y, hasta ahora, prácticamente, no ha dejado. La Agencia Estatal de Meteorología informa de que la probabilidad de precipitaciones es inexistente hasta las seis de la tarde, mientras que, a partir de esa hora, existe un 40% de posibilidades de que las nubes descarguen sobre la provincia. Será una buena oportunidad de pertrecharse y hasta de poner una lavadora e intentar secarla. Pero, durará muy poco, ya que mañana vuelven las nubes negras.

La probabilidad de que llueva a partir de mañana es del 100% y solo se espera otro claro durante el viernes por la mañana. Sábado y domingo serán pasados por agua, según informa la Agencia Estatal de Meteorología. Parece que el lunes, otra vez, la probabilidad de agua baja, aunque todavía resulta bastante prematuro para realizar un pronóstico fiable. No obstante, de lo que no hay duda es de que viene a la provincia otra sucesión de borrascas.