Márquez pide a la Junta que “demuestre su lealtad”

Más allá de las fotografías, el alcalde reivindica colaboraciones que se traduzcan en beneficios para la ciudad

12 mar 2016 / 10:32 H.

Caminando por el alfombrado simbólico que desenrolló a sus pies el presidente regional del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla, que lo introdujo como a “un jiennense comprometido con su ciudad, que busca el diálogo y los consensos”, el alcalde, Javier Márquez, subió, ayer, los peldaños del escenario de los Diálogos Jaén Nuevo Milenio, que promueve Diario JAÉN. Unos desayunos que alientan el debate de la ciudad, como valoró el regidor y que, en esta ocasión, arrancaron con un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del atentado terrorista del 11 de marzo, en Madrid.

Desde el atril, desgranó los principales ejes de la que será su gestión municipal en los próximos tres años y también destacó las semillas que ha sembrado en sus primeros cien días al frente del Ayuntamiento, después de tomar el relevo de José Enrique Fernández de Moya en la Alcaldía. Frente a las 300 personas que, aproximadamente, llenaban el Salón Estrella del Hotel HO Ciudad de Jaén —representantes de los mundos de la construcción, el comercio, la banca, de los movimientos sociales y vecinales y, por supuesto, dirigentes del PP en las escalas local, provincial y autonómica—, el regidor exhibió su “yo” más político; la faceta que menos acostumbra a explotar en público.

Remontándose dos décadas atrás, hasta tiempos en los que se confesó “votante cabreado”, decepcionado de la política y de sus actores, recordó los motivos que lo condujeron hasta las filas del PP —un camino en el que dijo que se adentró de la mano de su “amigo”, el también presidente provincial de los “populares” y ahora diputado en el Congreso—. Y recalcó por qué sigue siendo elector de un partido que —lamentó— se ha convertido en diana de todas las críticas: “El PP está teniendo mucho mérito en tanto en cuanto está siendo coherente y está defendiendo mucho a sus votantes y unos valores por el bien de los ciudadanos”. Sin espíritu de “adivino” para aventurarse en disquisiciones sobre el futuro Gobierno de España, Márquez mantuvo su chaqueta de “alcalde” y, en su trayectoria quasi reciente dentro del municipalismo —primero, como concejal de Urbanismo, en el anterior mandato, y, desde el pasado 30 de noviembre, con el bastón de mando de Jaén siempre en la cabeza—, subrayó, parafraseando las palabras de juventud de Fernández de Moya: “Si quieres cambiar las cosas, tienes que estar dentro de la política. No actuar como un votante cabreado”.

Y, desde dentro, conociendo bien las entrañas de la entidad local, sus posibilidades y, sobre todo, sus limitaciones económicas y financieras, se mostró “razonablemente satisfecho” por haber cumplido en estos primeros cien días de mandato el principal objetivo de la declaración de intenciones en la que convirtió su discurso de investidura: tender puentes con el resto de administraciones. Fundamentalmente, las gobernadas por el PSOE y, en concreto, la Junta de Andalucía.

La visita institucional que la presidenta del Ejecutivo autonómico, Susana Díaz, realizó, el pasado 22 de febrero, al Ayuntamiento, después de haber desestimado las más de 80 cartas que le había enviado José Enrique Fernández de Moya pidiéndole una reunión, fue uno de los hilvanes de la primera parte del desayuno. El nuevo alcalde reivindicó el diálogo institucional. Pero advirtió: “No para fotos. Para eso, que se pongan otros, porque yo no soy especialmente guapo, sino para el beneficio de los ciudadanos y de las ciudadanas de Jaén. Si no, no tiene mucho sentido”. Por eso, resaltando la colaboración del Gobierno, al que agradeció haber sido la “única” Administración que ha ayudado al Ayuntamiento en su dificultad permanente de liquidez, exigió: “La Junta tiene que demostrar su lealtad a Jaén ahora”.

Asumiendo que debe “meter la segunda marcha” en una entidad local acosada por las deudas y en la que hay meses en los que —reconoció— no se sabe ni cómo se va a afrontar el pago de las nóminas de sus casi 1.500 trabajadores municipales, el mandatario diferenció lo importante —esa construcción de “la Jaén que queremos” que estaba en el título de su intervención— de lo urgente, donde los frentes son múltiples. El primero al que aludió fue la respuesta a aquellas personas que se encuentran en riesgo de exclusión debido a la crisis económica que enseñó los dientes en el año 2009 y que aún colea. “El Ayuntamiento no tiene tampoco unos medios que puedan servir para atender a todo el mundo como se merece, pero hemos de ir solventándolos para garantizar la dignidad de las personas, y el Ayuntamiento está respondiendo”, aseguró. No pasó por alto los problemas económicos y financieros de la entidad local, el sistema tranviario o el mantenimiento y limpieza de la ciudad, uno de los principales motivos de queja y reivindicación de la población, como él mismo reconoció. En este sentido, en un llamamiento a un equipo de concejales que calificó de “brillante”, abogó por hacer uso de un “pragmatismo diario”. Y si esto es lo “urgente” y son cuestiones tan acuciantes que, a veces, hacen que “la cabeza no te dé para las cosas importantes”, entre estas últimas, el alcalde hizo hincapié, fundamentalmente, en el modelo de ciudad que está proyectado en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Se mostró esperanzado en las inversiones que contempla, pero también en infraestructuras, como la Estación Intermodal, en Vaciacostales, a la que se refirió como “un elemento dinamizador” en el futuro de la ciudad, o el desarrollo de los SUNP 2 y 3, donde el 65% del suelo es del Ayuntamiento y “eso supone un control para evitar la especulación” en la construcción de viviendas.

Pero la Jaén que anhela el alcalde no se lo juega todo a una sola carta. Como avanzara en su discurso de investidura, Márquez volvió a hacer hincapié en la necesidad de definir la “filosofía” de un casco histórico que —a su parecer— “debe tener una finalidad económica” que, “probablemente”, esté relacionada con el mundo de la cultura. Y, en cuanto a la actividad económica en los polígonos, resaltó la importancia de impulsar las zonas industriales como generadores de empleo y de ideas emprendedoras, en una transferencia de conocimiento que ligó a la formación y al trabajo investigador que se realiza en el seno de la Universidad de Jaén. Con este esquema, el alcalde proyectó en la mente de quienes lo escuchaban un modelo de ciudad que —insistió—: “Necesita de la ayuda de todos y de una colaboración que tiene que ser real entre las instituciones, por encima de los intereses partidistas”. Y es que —reflexionó, para rematar su intervención—: “Los que se benefician son ustedes y, especialmente, nuestros hijos. El trabajo que realicemos será el desarrollo de ellos”. Después de 51 minutos de intervención, Márquez se sometió a las preguntas de los asistentes sin abandonar el desparpajo y la agudeza mental que lo caracterizan y que desataron la risa de los presentes en diferentes momentos del desayuno. Esas cuestiones fueron desde el adelgazamiento de la plantilla de un Ayuntamiento, al que el interlocutor anónimo comparó con una empresa privada, hasta los tres parques compensatorios que la Junta de Andalucía prometió ante la tala “masiva” de árboles que acometió para las obras del sistema tranviario o, incluso, su relación personal con su antecesor en el cargo, José Enrique Fernández de Moya.

Como colofón de esta nueva edición de “Jaén Nuevo Milenio”, la redactora jefa Manuela Rosa y el jefe de sección Ángel González entregaron al regidor la actualización del popular juego de la oca, que promocionó este periódico con dibujos del ilustrador Juan Carlos Contreras.