Por narices pagamos las campañas

    27 mar 2019 / 11:23 H.

    En su novela “A moveable feast”, para Hemingway “al final, siempre nos quedará Paris”; y para el personal, harto de monserga electoral, “al final, siempre nos quedará Netflix”, en donde no vemos pasar por pasarelas el vergonzoso desfile de políticos convertidos en cuatreros que, elegidos por el pueblo, se dedicaron a robar al pueblo a manos llenas. Urge regular legalmente la financiación de los partidos políticos. No es ético que el Estado pague para su financiación el 80% de ese dinero que Hacienda pide hasta por estornudar. Sopa boba para campañas en las que, cada vez más partidos, pelean por un escaño de diputado, parlamentario o concejal, olvidando aquella cuarentona “España camisa blanca de mi esperanza”, que hoy, vive con un solo riñón, pues el otro se lo extirparon mafiosos demócratas de todo color. Y, pues, necesita el otro, lo encontró en la banca, que bien sabe dónde y cuántos huevos poner en cada canasta para una ventajosa diálisis. Hay que frenar la felonía que sigue entregando a la banca esa la soberanía que solo al pueblo corresponde. Hoy, quienes a la banca querían nacionalizar, no adoran el becerro de oro, son el oro del becerro.