Primera jornada de trabajo para evitar derrumbes en la calle Vicario

Vecinos y políticos siguen de cerca los trabajos con la duda de cuánto durarán

14 mar 2018 / 09:22 H.

Había diez veces más testigos para comprobar que, efectivamente, trece días después, comenzaban los trabajos para evitar el derrumbe de la casa que amenazaba con venirse abajo en la calle Vicario que obreros. La cuadrilla encargada de la delicada tarea de retirar parte de la techumbre de un inmueble de tres plantas, destrozada por el viento el pasado 28 de febrero, estaba compuesta por el contratista y un par de operarios. Y es que el área de Mantenimiento Urbano, en manos de Juan José Jódar, por encargo de la de Urbanismo, que dirige el alcalde Javier Márquez, recurrió finalmente a una empresa para ejecutar la delicada tarea. La clave es que es esta firma jiennense tiene una máquina que es indispensable, un elevador que cabe por la estrecha vía, de apenas metro y medio de ancho. Costó trabajo que el vehículo, que tiene una canasta desde la que trabaja el personal, llegara hasta un punto en el que poder desescombrar. No fue hasta, aproximadamente, las diez y media de la mañana, cuando se completó este trabajo. Vecinos y políticos del PSOE, Mercedes Gámez, María Isabel Lorite, Carlos Alberca y Francisco José Estepa, y Jaén en Común (JeC), Manuel Montejo y Sara Martínez, estaban allí para comprobarlo. También Lucas Martínez, de Podemos, y el presidente de la Asociación Vistas al Castillo, Juan Carlos Cruz. A este le escama el hecho de que no haya plazo previsto para concluir la intervención. “Será para después de Semana Santa del año que viene”, pronosticó con sarcasmo. Por parte del equipo de Gobierno, al menos hasta media mañana, no había nadie. Sí era importante la presencia de la Policía Local, porque fue preciso cortar Almendros Aguilar, perpendicular a la calle Vicario, en algunos momentos.

Desde que el tejado se vino abajo, lo que más preocupa a los residentes en la zona son los tiempos, temen que el edificio se venga abajo en cualquier momento, sobre todo, porque durante toda esta semana se prevén lluvias y mucho viento. Los escombros estuvieron sobre la calle hasta la semana pasada y la máquina no llegó hasta ayer, después de lo previsto, porque se anunció para el lunes, cuando ya le parecía tarde a los afectados. De hecho, si no llega a acudir la cuadrilla de trabajadores encargados del desescombro, la asociación vecinal ya tenía prevista una “manifestación” frente al Ayuntamiento. “No tenían que dar lugar a esto, porque, además, es un trabajo muy complicado y lento”, razonaba una vecina. De la misma opinión es JeC que criticó que, antes de coger el toro por los cuernos, el Gobierno local se hubiera dedicado a echarse la pelota de una concejalía a otra para luego, además, no tener en cuenta las necesidades de los que tienen su casa en la calle Vicario ni las personas que deben cruzar esta arteria que, a pesar de ser estrecha y sinuosa, es el camino más corto entre la parte baja de la Carretera de Circunvalación y el centro. La socialista María Isabel Lorite recordó que, en la época en la que el PSOE e IU tuvieron el Gobierno municipal, ocurrió algo parecido y lo primero que se hizo fue realojar a las familias y, después, buscar soluciones al inmueble que se encontraba dañado. La viceportavoz socialista, Mercedes Gámez, en esta línea, reclama al alcalde que se implique. La sensación de que el equipo de Gobierno los tiene abandonados cunde en este barrio y, en general, en el casco antiguo. “Lo de esta casa es solo un ejemplo, estamos fatal”, dejó claro Rafa, uno de sus habitantes.

“Cogeré el colchón y me iré al Ayuntamiento”
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“¿Dónde está la chica que vive enfrente?”. La pregunta se repitió varias veces ayer en la calle Vicario, sobre todo, cuando se terminó de colocar la máquina necesaria para el desescombro de la casa que hay justo enfrente de la de Laila Roldán Akki. Esta joven, embarazada de seis meses, es el ejemplo perfecto de lo que en las guerras se denomina con el eufemismo “daño colateral”. Sin comerlo ni beberlo, a consecuencia del derrumbe parcial de un inmueble abandonado, se ve prácticamente en la calle. “Esta mañana me he ido, cuando sabía que iban a venir los obreros, porque si no, no podía salir por la puerta (el elevador necesario para los trabajos está en la puerta de su domicilio y apenas quedan veinte centímetros para pasar). No se lo que voy a hacer, la verdad, no me dan alternativa en el Ayuntamiento”, denuncia. “He ido a Asuntos Sociales y me han dicho que acuda a Somuvisa para un alquiler en una vivienda protegida. Allí me han explicado que hay mucha gente en lista de espera. Tendré que coger el colchón y dormir delante del Ayuntamiento”, argumenta. Ayer, decidió acostarse en su casa, ya que los trabajadores le explicaron que iban a mover la grúa para que no tuviera problema para entrar. “Ahora solo se puede llegar hasta donde yo vivo, no se cuánto tardarán”, se preguntaba.