San Ildefonso y La Merced amanecen con aires romeros

Las cofradías de Jaén y Colomera desfilan por el centro, celebran la eucaristía y visitan el Santo Rostro

23 abr 2016 / 10:31 H.

Aire romero traían los tambores con sonido a lata, las banderas y los estandartes de La Morenita que desfilaron por el centro de la capital. Báculos peregrinos, mujeres con mantillas españolas y rostros de felicidad dibujan una escena que servía para anunciar la Romería de la Virgen de Sierra Morena en la ciudad de Jaén. A las diez en punto, un cohete tomó el camino del cielo para anunciar con el estallido de su pólvora que comenzaba el paseo romero.

La Cofradía de Colomera y la de Jaén exhibían unidas sus estandartes desde la puerta de la Basílica para encaminarse hacia Bernabé Soriano, cruzar la Plaza de San Francisco y tomar la calle Los Álamos en dirección a La Merced. Los jiennenses se arremolinaban en las aceras y detenían su ritmo frenético de viernes por la mañana para verlos pasar. “Somos los únicos que partimos tres días antes del inicio de la Romería. Salimos de Colomera, pasamos por Benalúa de las Villas, Campillo de Arenas, Carchelejo, Cárcheles y Pegalajar hasta llegar a Jaén. Nuestro camino recuerda a nuestro pastor peregrino, Juan Alonso Rivas”, explicaba Benjamín Ramírez, secretario de la Cofradía de la Virgen de la Cabeza de Colomera.

El son romero impactaba, envolvía, sorprendía y cautivaba. Lo hacía con tanta fuerza que, a la altura de la Plaza de San Francisco, un jiennense que estaba en la acera presenciando el desfile se sumó al cortejo. Se llamaba Antonio Jiménez Araque. “He estado muchas veces en la Romería y me he venido con ellos. Me apetecía moverme y bailar con los sones del tambor”, decía. El cortejo pasó por el barrio de La Merced hasta llegar a la plaza del mismo nombre. Allí la iglesia los esperaba con las puertas abiertas. Pasaron los estandartes mientras que las banderas flanqueaban la entrada de los peregrinos a un lado y al otro de la puerta. Cuando todos estaban dentro, los jóvenes que portaban las enseñas también pasaron dentro. Y los símbolos romeros se dirigieron al altar mayor. Allí estaba la imagen de la Virgen de la Cabeza, a la que rodearon y ante la que bajaron los mástiles en señal de respeto. Luego, poco a poco, los romeros ocuparon los bancos de madera para participar en una eucaristía, que comenzó a las diez de la mañana. Las cofradías de Jaén y de Colomera eran una.

La agenda romera en la capital fijaba una visita a la Catedral para presenciar el Santo Rostro y otra al templo de San Ildefonso. Más allá de las actividades, el desfile sirvió para anunciar la fiesta religiosa de la Virgen de la Cabeza en la capital jiennense. Seguro que muchos, después de verlos, ya se preparan para subir hoy o mañana al Cerro del Cabezo. Fue un pellizquito de fervor romero que se lució por el Santo Reino.