Solidarios por todo el mundo

Mensajeros de la Paz y la Cofradía del Abuelo ayudan a niños pobres de Haití

30 sep 2017 / 11:18 H.

Mucha gente, haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños, puede cambiar el mundo”. La frase de Eduardo Galeano es uno los lemas que guía a Mensajeros de la Paz, la ONG fundada por el Padre Ángel en 1962 con el único objetivo de mejorar las oportunidades de aquellas personas más necesitadas y vulnerables: discapacitados físicos y psíquicos, mujeres víctimas de la violencia machista, población inmigrante, afectados de catástrofes naturales y los mayores. En general, cualquier familia en desventaja social, aquellas que son hijos de la derrota y del olvido. Desde hace más de dos décadas, la Fundación Mensajeros de la Paz ha traspasado las fronteras españolas y dedica buena parte de su actividad humanitaria a mejorar aquellas comunidades más desfavorecidas en países en desarrollo. Gracias a esta labor, han recibido ayuda miles de refugiados, familias que apenas tienen recursos para alimentarse y aquellas que han sufrido en sus carnes el horror de terremotos, huracanes y guerras. Con las aportaciones de los jiennenses, Mensajeros de la Paz lleva cobijo, educación, medicinas y, sobre todo, esperanza a más de 1.600 familias de todo el mundo. Actualmente, esta ONG tiene en marcha seis proyectos solidarios, tal y como explica su presidente, el sacerdote jiennense Julio Millán Medina. El más grande por su tamaño es el que llevan a cabo en Amán, la capital de Jordania, donde dan amparo a más miles de refugiados sirios e iraquíes que tuvieron que huir de sus hogares al ser invadidos por el horror de los terroristas del Estado Islámico. El pasado mes de junio, casi seiscientos jiennenses respaldaron económicamente esta iniciativa acudiendo a una cena solidaria organizada por este colectivo.

No es el único proyecto altruista en el que Mensajeros de la Paz pone corazón, alma y dinero. Como se puede ver en el gráfico que ilustra esta información, la ONG mantiene una casa para niños con discapacidad en El Salvador, dirige un centro de día para niños en Lima y tiene abierto un hospital y un centro de mayores en la República Dominicana, además de un centro de mayores en Ecuador. Todo con fondos recaudados en la provincia de Jaén, como destaca el sacerdote Julio Millán.

En la última iniciativa solidaria van de la mano de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Jaén. La hermandad se ha comprometido a pagar durante un año el desayuno de los más de 200 niños que acuden diariamente a la escuela de Fond Parisien, un pequeño pueblo ubicado en una de las zonas más pobres de Haití: “Allí no se puede cultivar nada”, explica el representante de la Fundación. Hace unas semanas, el presidente de la cofradía de “El Abuelo”, Ricardo Cobo, visitó esta comunidad, regentada por tres religiosas pertenecientes a la congregación de las Carmelitas de Vedruna. “Quería conocer en persona y de primera mano cómo era el sitio, qué trabajo se está haciendo y cómo se podía ayudar. Quedó impresionado”, asegura Julio Millán.

Cobo ratifica sus palabras: “Como médico de profesión, me he dejado la mitad del corazón allí”, dice, de forma literal. El máximo responsable de la hermandad está orgulloso de poder colaborar con este proyecto gracias a la solidaridad de todos los cofrades. Como agradecimiento, una imagen de “El Abuelo” tiene un sitio destacado en la capilla de la congregación. “Esperamos que nuestra ayuda pueda ser permanente y no se quede solo en un año”, asegura Ricardo Cobo.

Las tres religiosas —las españolas Nuria e Isabel, y la venezolana Alicia— han agradecido de forma extraordinaria la ayuda. Julio Millán alaba su labor, sobre todo en una zona que es de las más pobres del mundo. “La tierra es muy arcillosa y, prácticamente, no se puede cultivar nada. Tan solo tiene algo de ganado para subsistir. Además, han sufrido terremotos y huracanes. Todo lo que llegue es poco”, añade el presidente de la Fundación.

Además, Mensajeros de la Paz y la cofradía se han marcado un objetivo para esta comunidad: construir un pozo de agua potable, que tiene un coste superior a los 3.000 euros. “Queremos que sea nuestro regalo de Navidad”, explica Julio Millán, quien agradece profundamente “tantas y tantas muestras de cariño de una tierra muy solidaria como Jaén”.