Una llamada al servicio social

El Teléfono de la Esperanza pide formar un pacto con el 112 como refuerzo

19 nov 2017 / 11:22 H.

Una voz amiga al otro lado de la línea. Es la esencia del Teléfono de la Esperanza, que celebró el Día de la Escucha con el objetivo de dar a conocer su labor y poner énfasis en la importancia de la comunicación en una sociedad cada vez más “aislada de sí misma”. María Cazalilla, presidenta de la asociación en Jaén, pone en valor el trabajo de los voluntarios que se sientan, descuelgan y escuchan. “Aunque la mayoría de los que llaman son mujeres mayores, los hombres también han subido en número, sobre todo desde el inicio de la crisis económica”, cuenta Cazalilla, y explica: “Muchos se quedaron sin trabajo o se encontraron con inestabilidad en el hogar, por lo que, a pesar de no estar acostumbrados por la educación recibida a abrirse, marcaban el número cada vez más a menudo”.

“Es duro cuando se siente tan de cerca a una persona romperse al teléfono”, asegura la presidenta. Por ello, buscan ser más que una llamada, su objetivo es llegar a los puntos de la provincia del mar de olivos y que los asistentes sociales de los ayuntamientos les proporcionen una relación de personas que se encuentran solas para tener a alguien con quien, al menos al aparato, pueda “aliviar” su soledad. “Muchos de los que llaman son ‘solitarios selectivos’, es decir, que no están con nadie en casa porque no lo necesitan físicamente o lo prefieren de esa manera, pero entre el anochecer y el amanecer las horas se vuelven muy largas y vienen a nosotros”. De hecho, del más del centenar de llamadas que reciben a lo largo de la semana, las noches son las más intensas y activas.

Esa es la razón por la que quieren dar un paso más y ser otro servicio social al que puedan acudir. “No buscamos ser el botón rojo de alarma de la Cruz Roja, es un servicio diferente en el que las personas conozcan que existe un medio mediante el que pueden expresarse como ellos quieran”, afirma Cazalilla, que admite que se trata de un proyecto que deben concretar. Lo mismo ocurre con su intención de colaborar con el Servicio de Emergencia del 112 y formar parte de su intervención en el ámbito nacional. “Recibimos algunas llamadas de suicidas en las que nos informan directamente de que no quieren seguir viviendo y, aunque les demos conversación, ahí se hace imprescindible la actuación del 112, algo complicado de coordinar cuando atendemos las llamadas de otras provincias. Cazalilla recuerda que los turnos nocturnos se reparten en diferentes centros de Andalucía Oriental, según el día de la semana. Si la persona que está al otro lado se encuentra en Málaga, por ejemplo, se complica el método de seguimiento y la intervención, comenta la presidenta, y cuenta el caso de Toledo, donde se firmó un acuerdo en el que las llamadas en curso de suicidas son automáticamente enviadas al Servicio de Emergencia para que lo detengan.

“Queremos ser un eslabón más dentro de la sanidad”, declara. Desde la asociación hacen hincapié en la importancia de la salud emocional, “que está muy olvidada”. Varias de las personas que usan su línea se encuentran en tratamiento o visitan habitualmente al psicólogo, que entre cita y cita marcan su número porque se encuentran solos. “No hay ninguna pastilla que quite todos los males, se necesita tiempo, reconocer la enfermedad y aprender a llevar una vida algo apegada al psicólogo al principio, y no siempre es fácil”. Es entonces cuando en el Teléfono de la Esperanza realizan una labor complementaria.

Aseguran que no quitan autoridad a ningún profesional, pues una de sus primeras preguntas es si llevan a cabo un tratamiento y piden que consulte cualquier duda con su médico. “Es común que, nada más descolgar, empiecen a poner en duda la medicación y afirmen que no les hacen efecto las pastillas, pero nosotros no podemos interferir, así que les insistimos que acudan a su profesional, nosotros solo les podemos escuchar, como a los demás”, subraya la presidenta del colectivo. Aunque la llamada en sí también tiene su relevancia, pues, aseguran, cubre la falta de contacto directo y se convierte en parte del tratamiento. “Hay que hablar con los vecinos, la familia y los amigos, es recomendable abrirse a los demás y compartir las preocupaciones. Mientras tanto, ahí estamos nosotros para ayudarles”.

Entre las personas que atienden destacan los “habituales”. Son aquellos que marcan los dígitos del Teléfono de la Esperanza varias veces a lo largo de la semana. Cazalilla resalta lo importante que es en esos casos mantener el punto intermedio entre la relación más amistosa y profesional. “Se intenta evitar esa dependencia en la medida de lo posible con indicaciones muy concretas, pues se les dan pasos a seguir para ‘desconectar’ del Teléfono, como salir a la calle o que se centren en su avance”. De todas formas, insisten en que necesitan una red “más grande”.

discapacidad. El tema de este año para el Día de la Escucha está centrado en las personas con discapadidad y en cómo la comunicación les ayuda a sobreponerse de cualquier situación. Para ello y para dar a conocer las actividades de la asociación, a lo largo de la semana se realizaron actividades con mesas divulgativas y charlas en la capital del Santo Reino, con el objetivo de visibilizar la labor del Teléfono de la Esperanza en una sociedad “cada vez más solitaria”.

actividades

documental. Para el Día de la Escucha se visualizó el documental “Días Normales”, así como el cortometraje “Bla bla bla”, de Alexis Morante, que muestra con otra mirada a las personas con Síndrome de Down.

charlas. Ricardo Rocío Blanco ofreció una conferencia centrada en las personas con discapacidad y que hablaba de “La diferencia como forma de vida”.

Mesas. El dúo musical Xauen Lírica acompañó a las mesas divulgativas colocadas en la plaza de Deán Mazas para informar de las actividades del Teléfono de la Esperanza.