VTC, la pesadilla de los taxistas

El gremio alerta del “gran intrusismo” de los vehículos con conductor profesional

03 dic 2017 / 11:33 H.

Aeste paso, pueden acabar con el servicio de taxis de Jaén”. Es el fatídico vaticinio de los taxistas sobre la cada vez mayor presencia de los VTC (vehículos con conductor profesional), personificados en multinacionales como Uber o Cabify. Desde el gremio advierten que este tipo de servicios siempre ha existido a lo largo de la historia, solo que su trabajo solía limitarse a las empresas. Ahora, sin embargo, hay una proporción cada vez mayor que puede convertirse en un serio problema de intrusismo. Sobre todo tras la concesión de licencias para VTC tras la reciente doble sentencia del Tribunal Supremo, en el que se dictaminó la concesión de 80 autorizaciones denegadas en 2014 por la Comunidad de Madrid. A partir de ahí se “abrió la veda” para la concesión de miles de autorizaciones que, hasta ese momento, estaban paralizadas en los tribunales y que cuentan con más de 10.000 en todo el país. Las cifras no dicen mucho, pero su ejecución implicaría la liberalización de este servicio en el ámbito nacional, según denuncian los taxistas.

Pedro Jesús Tejero, presidente de la Asociación Radio Taxi, alerta de que parte de ese gran parque automovilístico lo pueden mover libremente por el país, pues disponen de una movilidad nacional de la que los taxis al uso, no. La “pega” es que es temporal, pues se permite realizar hasta un máximo del 20 por ciento de los servicios, trimestralmente, fuera del territorio de la Comunidad Autónoma que le otorgó su autorización. Pero para el colectivo de taxis eso no es ningún problema. “Se pueden trasladar, por ejemplo, mil coche a Jaén a trabajar y después a otra provincia”, explica, y añade: “La norma es clara, pero hace falta más regulación por parte de la administración para que cumplan”.

La preocupación del colectivo es fundada. Según el Instituto Nacional de Estadística el número de taxis en la provincia es de 460, diez más que el año pasado, y en la capital 127, la menor de toda la comunidad autónoma. Los vecinos aumentan según la cantidad de turistas que suele acoger, por eso solo la capital granadina supera al total de mar de olivos, con 557, mientras que Córdoba se queda atrás con una diferencia mínima de 509 taxis. Sevilla es la ciudad con más vehículos de servicio público, 1.971, por delante de Málaga, con un nada envidiable 1.432. Los vehículos con conductor profesional (VTC) no se quedan atrás. Jaén cuenta en estos momentos con 7 coches registrados de esta forma. Puede parecer un dato poco relevante, pero es un número que se ha duplicado en un año y las provincias limítrofes también muestran un aumento de esta cifra. Según el Ministerio de Fomento, Granada cuenta en estos momentos con 65 y Córdoba, 42. El número en Málaga supera las expectativas y es prueba de ese intrusismo que denuncian los taxistas, pues cuenta con 655 VTC, casi el 24 por ciento del parque automovilístico de toda la provincia. En comparación, el mar de olivos no es un “negocio atractivo” para estas empresas, pues buscan grandes ciudades con un movimiento continuo de personas. Sin embargo, pueden aprovechar los días fuertes, como la Feria de San Lucas o Semana Santa, lo que sería la “perdición” del gremio de taxistas.

“Para ellos no supone un riesgo porque se mueven por la aplicación para el móvil y, como multinacional, se pueden permitir unas pérdidas durante un periodo de tiempo si saben que después sacarán beneficio”, explican desde el colectivo. “Es la lucha de David contra Goliat, solo que el más fuerte aguantará”, subraya, y advierte que una entrada masiva de estos vehículos provocará su caída. “Si sigue así, a este ritmo, las licencias se entregarán al Ayuntamiento y no irá nadie a recogerlas, porque aunque se den gratis, si el beneficio se lo lleva otra empresa, ahí se quedarán”.

El colectivo pone la atención en especial sobre la desprotección de los usuarios. Mientras que ellos se rigen por exámenes, controles y supervisión administrativa, empresas como Uber o Cabify no necesitan pagar licencias y su transparencia es “dudosa” y “no deben cuentas a nadie”. “Si no hubiera servicio de taxis en Jaén, el Ayuntamiento tomaría cartas en el asunto, pero ellos no tienen por qué cumplir unos mínimos, pueden ir y venir como les plazca, según les mueva el dinero, hasta que acaben con el gremio, como ocurrió en San Francisco con los Yellow Cab, devorados por Uber”.

“Optaría antes por usar Cabify que por un taxi”
“Con estos servicios se conoce a mucha gente”