Cinco siglos de entrega

Las bases de la Santa Capilla permanecen intactas para asistir a quien lo necesita

16 jun 2016 / 20:15 H.

Allá por 1515, fue el insigne jiennense Gutierre González Doncel quien concibió un ente para dotar a la Jaén de la época de tres pilares básicos, sobre los que sustentar una sociedad más devota, equitativa e instruida. Lo que no imaginó el sacerdote es que, entonces, sentaría las bases de lo que hoy supone toda una institución en la capital del Santo Reino. Cinco siglos más tarde, la Fundación Santa Capilla de San Andrés, representada en la figura de su presidente, Juan Carlos Escobedo, se subió a las tablas del privilegiado escenario de la Gala Jiennenses del Año para recoger el galardón a un dilatadísimo recorrido por y para los de esta tierra. Amadeo Rodríguez, obispo de Jaén, fue el encargado de entregar tal insignia, el Premio Sociedad, a una fundación que lucha desde el centro urbano por mantener intacta la vocación de asistencia a quienes más lo necesitan. “Este es un reconocimiento a la maternal protección de María, que ha mostrado cercanía con los jiennenses de todos los tiempos”. Nombrar Jiennense del Año a la Santa Capilla “es nombrar a los que han dado vida a la sociedad jaenera, que mira siempre al futuro con esperanza”. Enclavada en el corazón de Jaén, sigue cumpliendo su misión con la fe e ilusión del primer día, siempre con la intención de mejorar un pueblo al que “todos nos debemos”. “Seamos capaces de soñar con un futuro mejor que nos haga auténticos seres humanos”. Escobedo aprovechó para agradecer a Diario JAÉN su labor informativa, por ser voz de la provincia, aquella que clama por sus ideales e intereses. Los medios periodísticos se deben a la verdad y, así, “es como cumplen con su misión de crear un pueblo rico y completo”.

Culto, caridad y cultura
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Las conocen como las tres ces y, con mucho orgullo y devoción, Juan Carlos Escobedo repite a los asistentes que, gracias a ellas, la Santa Capilla ha podido cumplir una labor encomiable a lo largo de los siglos. “Han pasado los años, pero siguen siendo tan primordiales como siempre”. El culto, “máximo exponente del innato deseo humano de relacionarse con su creador”, se entrelaza necesariamente con la caridad, “pues el culto sin obras es un culto vacío”. Es por ello que la caridad se erige como pilar fundamental que sostiene el grueso de acciones de tantas centurias. El amor a los semejantes, explicó el presidente de la Fundación, “debe ser la premisa que conduzca las acciones de quienes participan de una sociedad llena de recursos”. Hablar de la Santa Capilla es hablar con gran profusión, del mismo modo, de su labor cultural, “totalmente implicada y comprometida con el ser humano”.