El otro Jaén de Marruecos

Cronista

05 feb 2017 / 10:54 H.

Hay tres Jaén en el mundo: el español, el peruano y el filipino. Los dos extranjeros fueron “explorados” por Diario JAÉN, gracias a un equipo de profesionales que viajó hasta sus territorios para acercar sus realidades a los jiennenses. Quedaba por situar en el mapa y establecer lazos de conexión con la ciudad africana de Chaouen, situada al norte de Marruecos. Su nombre traducido al español es Xauen, término que, al menos popularmente, llegó a ser compartido con el Jaén de Andalucía. Existe controversia acerca de la ausencia de fuentes históricas en las que se pueda encontrar la presencia etimológica de Xauen en referencia a la provincia de Jaén. Sin embargo, queda claro que, sea por una incorrecta traducción o por meras cuestiones de pronunciación, este nombre llegó a estar tan popularizado que, a mediados del siglo pasado, empezó a hacerse útil su título para referirse al Jaén de la antigüedad. Hay un hotel con su nombre, alguna empresa oleícola e, incluso, la Escuela Oficial de Idiomas.

La misión de acercar la realidad de la ciudad marroquí a la andaluza está cumplida. He aquí el primero de un serial de reportajes en los que el lector podrá comprobar que, a pesar de la distancia física y cultural, hay muchos elementos que unen tierras tan dispares. Desde la propia orografía del terreno hasta las tierras dibujadas por olivos. Ambas capitales comparten mucho más que un nombre.

Chaouen, el nombre abreviado de Chefchaouen, está situado a casi dos horas en coche de Tánger, ciudad marroquí a la que se puede llegar en ferry o en avión. La comunicación por carretera es la gran asignatura pendiente de una provincia en la que todo está por hacer. Tres horas de viaje es demasiado, en los tiempos actuales, para recorrer tan solo 100 kilómetros.

El turismo se alza como el perfecto salvador de una economía basada fundamentalmente en la agricultura y en la ganadería. Chaouen, donde residen alrededor de 40.000 habitantes, es la capital de una provincia compuesta por 27 municipios, en los que hay censadas 525.000 personas. Los chauníes compran y venden con dirhams, la moneda oficial de una tierra alejada de la Unión Europea. La vida es totalmente diferente a la que conocen los españoles en la actualidad, aunque quizás similar a la que vivieron a mediados del siglo pasado.

a primera vista. El bullicio de ciudades imperiales, como Fez o Marrakech, queda en el olvido solo con pisar Chefchaouen, un remanso de paz situado en la periferia de un país que, ante los ojos de cualquier occidental, puede dar la impresión de que funciona en un caos absoluto.

Hace cinco siglos, era difícil acceder a una ciudad sagrada para los musulmanes y prohibida para los cristianos. Todavía hoy en día se percibe una importante diferencia con otras zonas del entorno. Un ejemplo. El rezo de las cinco oraciones diarias, escuchado hasta en el último rincón de la medina, empieza a ser algo poco habitual en sociedades más avanzadas y, sin embargo, es el pan nuestro de cada día en Chefchaouen. Ahí radica también su encanto. En mantener su esencia, su cultura y sus tradiciones.

El Rey de Marruecos, Mohamed VI, mantiene un empeño constante, en los últimos ocho años, por atraer al visitante a este refugio de pastores y artesanos. Su recorrido por las estrechas y azules calles, acompañado de su esposa, es recordado por los lugareños como una visita especial y única. Las horas en esta bella ciudad marroquí se dilatan y el tiempo pierde su jerarquía.

Llegar a Chaouen significa introducirse en un escueto laberinto empedrado que, a diferencia de otras medinas marroquíes, encierra un orden perfecto. Todos los caminos llegan a la Plaza Uta Hamman, donde está la mayor de las mezquitas y el verdadero centro de reunión de sus habitantes. Deambular por sus callejuelas es la única forma de empaparse de todo el lirismo que resume este pueblo azul, situado en la cordillera de Los Cuernos, de la que toma su nombre.

Su orografía recuerda, en parte, a Jaén. Es un lugar rodeado de montañas, con empinadas cuestas y, en realidad, la zona de intramuros se asemeja al casco antiguo de la capital jiennense de hace unos cuantos años. En la ciudad marroquí la vida transcurre de una forma distinta a la andaluza. Basta con caminar montaña arriba hasta la mezquita española, Jamaa Bouzafar. Los exiliados de al-Ándalus la construyeron hace más de 500 años y por mucho tiempo estuvo abandonada. Desde allí se puede ver la otra Jaén de Marruecos. Todo un placer.

“Xauen es una confusión”

Es profesor de la Universidad de Jaén desde su creación, en 1993, y está especializado en estudios árabes e islámicos. Conoce perfectamente la procedencia del término Jaén y está convencido de que Xauen, como nombre de Jaén, nunca existió. Francisco Vidal Castro cree muy “pertinente” que se clarifique el verdadero origen del nombre de la provincia jiennense para enterrar una leyenda que nació, probablemente, por culpa de una “confusión”.

En primer lugar, explica que no existe conexión alguna del nombre de Jaén con el de la ciudad marroquí de Xauen (en árabe Safsawan; en francés, Chaouen). Basta con echar un vistazo a la cronología histórica para comprobarlo. “La ciudad marroquí no se fundó hasta el siglo XV y, sin embargo, la andalusí existía desde siete siglos atrás. Por lo tanto, nada tienen que ver una con otra”, subraya. Tampoco etimológicamente. Xauen se escribe y pronuncia en árabe de forma completamente diferente a Jaén, “que está demostrado científicamente” que deriva del nombre árabe “Yayyan”, palabra completamente distinta. “Ortográfica, fonémica y fonéticamente son palabras distintas, aunque tengan cierta similitud”, agrega. Francisco Vidal subraya: “Si buscamos variantes desde el siglo VIII hasta el final de al-Ándalus (1492), solo encontramos la palabra Yayyan. Xauen no existe ni en las fuentes castellanas medievales ni en las posteriores”.

En este sentido, explica que el desconocimiento de los textos árabes hace que algunos estudiosos no los usen o se basen en traducciones que nunca pueden suplir al original. Sin base en las fuentes árabes, algún escritor propondría un paralelismo entre Jaén y Xauen por sus similitudes en español contemporáneo y, con el paso del tiempo, hicieron que popularmente se conociera Jaén como Xauen, término que parece empezar a utilizarse a mediados del siglo XX. “Antes no, ni en las épocas andalusí o cristina medieval ni moderna”, concluye el catedrático.

“Xauen tuvo uso común”

Está convencido de que Xauen se llegó a utilizar, en la transición del dominio musulmán al cristiano, para referirse a Jaén. “Fue una evolución del término Yayyan”, explica Manuel Campos Carpio, cronista de Torredonjimeno, especializado en cultura islámica. Ahora bien, admite: “Xauen se hizo popular, aunque puede ser que nunca llegara a escribirse como tal”. Pone como ejemplo lo que ocurría, en aquella época, con el apellido Jiménez, que se escribía Ximénez.

“En la segunda mitad del siglo XVIII hasta bien entrado el XIX, hubo estudiosos románticos que, para exaltar las bondades de sus propias localidades, buscaban nombres exóticos”, explica. Comenta el cronista que tal fue el caso de “Xauen”, un nombre que, con el paso del tiempo, se conservó, probablemente, como “deformación popular”. Manuel Campos asegura que el libro “Introducción al Jaén Islámico”, de los autores F. Javier Aguirre y María del Carmen Jiménez, aparece el término “Kurat Yayyan” (Cora de Yayyan) para referirse a la provincia de Jaén. Manuel Campos añade que fue a partir de 1246 cuando empezó a evolucionar el nombre de Yayyan, de tal forma que Xauen fue de “uso común”.