Luto y silencio en las calles por la muerte de Jesucristo

La imagen de La Soledad portó tres rosas con los colores de la bandera de Bélgica en memoria de las víctimas

27 mar 2016 / 10:35 H.

La Cofradía del Cristo de la Fe y del Consuelo salió en la noche del Jueves Santo. El Señor de Martos, como demostró por la gran cantidad de marteños que se dio cita a las puertas de la iglesia de Santa Marta. Un único trono con Cristo clavado en la Cruz, el alumbrado público apagado, sin más luz que la emitida por los faroles y el brillo de la luna llena. La procesión discurrió en silencio, solo con notas fúnebres de la banda de cornetas y tambores de la propia cofradía. Decenas de nazarenos con túnica y caperuz negros, zapatillas de esparto o descalzos —algunos encadenados— reflejaron con su luto la Pasión con que el sentir de los marteños acoge esta procesión.

Ya en la mañana de Viernes Santo, desde Santa Marta, comenzó el cortejo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de los Dolores y María Magdalena y la Cofradía de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Dos cofradías para un solo desfile procesional con cuatro tronos. Primero salió el de Jesús acompañado de la imagen de Simón de Cirene. El paso llevó el acompañamiento de la Agrupación Musical Sanjuaneros de Huelma. Precedía al cortejo la trompeta del Juanillón, que con sus casi dos metros y medio de largo fue transportada por tres pequeños nazarenos y Juanillón, que a cada parada anunciaba la llegada del cortejo. Al Nazareno le siguió el trono de alpaca plateada con la talla de María Magdalena llevado en andas por mujeres. Su acompañamiento fue a cargo de agrupación Santo Ángel Custodio de Rute (Córdoba). A continuación fue San Juan Evangelista. Cerró el paso de palio en terciopelo negro de María Santísima de los Dolores que acompaña a su hijo hacia el Calvario. La Virgen estuvo acompañada por la banda marteña Maestro Soler.

A las ocho de la tarde salió la Cofradía del Santo Entierro, María Santísima de los Dolores y San Juan Evangelista, que partió desde el santuario de Santa María de la Villa. Primero el trono tallado del Cristo yacente, obra de Tirao Carpio, en el que destaca la urna de cristal donde reposa el Cristo escoltado en sus laterales por ángeles tallados y policromados y cuatro candelabros de tres tulipas cada uno. Le siguió el de San Juan Evangelista y cerró el cortejo el de María Santísima de los Dolores, portado por mujeres. Llevaron el acompañamiento de Maestro Soler y Monte Calvario, ambos de Martos.

A las doce de la medianoche se apagó el alumbrado público y se abrieron las puertas de la iglesia de las madres trinitarias para que saliera la sencilla Cruz de Guía que encabeza el cortejo de la Seráfica Cofradía de María Santísima de la Soledad. Ella sola, sobre un trono con terminaciones en plata faldones negros y un acabado de alfombra floral con rosas blancas entre las que se distinguían tres con los colores de la bandera de Bélgica como homenaje a las víctimas de los atentados en la capital de Europa. Acompañada del más respetuoso silencio y del redoble del tambor, La Soledad desfiló hasta pasadas las cuatro de la madrugada.