Cáritas y la solidaridad

    28 nov 2016 / 12:07 H.

    Hace un par de noches, ya metidos en este frío tan ansiado por la calor, nos acercamos mi pequeña y yo a un cajero (la pared que da dinero), y lo que para nosotros es una escena lamentablemente cotidiana, a ella le causó un desajuste emocional, tanto que tuvimos un gabinete de crisis familiar, unido a una explicación, nada sencilla, de la redistribución de la riqueza, de la solidaridad de la gente y de la curva de la oferta y la demanda. La educación actual: en vez de echarle la culpa al lobo, la tiene Keynes. El hecho es que junto la máquina “expendedora” de pasta, yacía una persona, un ser humano, tapado hasta la cabeza y junto con sus pocos y básicos enseres. Al lado, un cartón de leche, unas pastas (de comer) y algo de dinero suelto. Mi hija “me obligó” a darle unas monedas, y ella le dejó su última chuche, esa tan especial que guardamos para el final. Algo que hacen cientos de jiennenses a diario, dedican sus energías latentes, en vez de criticar al sistema para aprovecharlo, buscar a esos que se cobijan en sitios privados de uso público, que comen lo que les donan, que se ponen lo que desechamos. Gracias a ellos el mundo es un 0,7 % mejor, gracias a ellos hay quién simplemente vive, no más contento con su iPhone o con su BMW. Gracias, Cáritas, porque conseguís que algunas caras se tornen caritas.