Babilonios enamoran a Jaén

Nuevo éxito de la Compañía Lírica Andaluza con un clásico de la zarzuela

10 jun 2016 / 11:00 H.

Maravillosa. La puesta en escena, la coreografía, los decorados, la música y todos los demás ingredientes que conforman una ópera y, concretamente, La Corte de Faraón, fueron, sencillamente, maravillosos. Una delicia. La Compañía Lírica de Andalucía está, desde su creción, dispuesta a dar el Do de pecho, y la verdad que lo da. Otro lleno absoluto del Teatro Infanta Leonor de Jaén. Este dato no va en detrimento de cuando alguna función o concierto no lo llena, es que son algo más de 800 localidades y eso, en Jaén, es un montonazo. Pues lo dicho, lleno absoluto, en el patio de butacas y en el anfiteatro, con las entradas a 22 euros en el primero y a 18 en el segundo.

Esta zarzuela estuvo organizada por la propia Compañía Lírica Andaluza y contó con la colaboración del Patronato Municipal de Cultura, Turismo y Fiestas del Ayuntamiento de Jaén.

Para los que no estamos puestos en zarzuela, como es mi caso, el archiconocido tema Ay, ba! (Ay, babilonio que marea...) un aria, con tintes de cuplé, compuesta para soprano del tercer acto, de Son las mujeres de Babilonia, está latente en buena parte de las melodías.

Pero La Corte de Faraón no es exactamente una zarzuela, sino que, según los entendidos, es una especie de zarzuela, en donde se mezclan elementos de opereta, zarzuela, revista, e incluso cuplé. Está encuadrada dentro del género denominado “sicalíptico”, el cual es famoso por sus diálogos llenos de insinuaciones y connotaciones sexuales, canciones de aroma picante y enredos de corte vodevilesco, que estuvo de moda durante el primer tercio del siglo XX. Esto se percibe a simple vista ya desde el comienzo cuando llena el escenario el Coro con la marcha triunfal ¡Victoria, victoria!, dedicada a Putifar, con toda la Corte en pleno y el faraón y señora en el centro, ejerciendo poder en su trono. Mientras el Coro canta las alabanzas pertinentes, el general Putifar, acompañado de dos soldados de su guardia pretoriana, irrumpe entre el público para subir al escenario y seguir recibiendo los parabienes de la Corte. La obra en sí tiene mucho humor y los actores-cantantes lo transmiten.

Como se sabe, La Corte de Faraón está ambientada en Egipto. Es un único acto y la trama se sitúa en la Plaza de Menfis. El Faraón y su esposa esperan la llegada del victorioso general Putifar para hacerle entrega de la bella Lota, su prometida, para casarse. El pueblo aclama su llegada, Putifar queda impresionado de la belleza de su esposa, pero se lamenta de la herida de guerra producida por una flecha, que le imposibilita cumplir sus deberes de esposo. Tras la ceremonia, aparecen tres ismaelitas que llevan un esclavo, el Casto José, el cual siendo envidiado por sus hermanos por sus dones deciden venderlo al general, y este se lo ofrece a Lota como regalo de bodas. Ella, al verlo, reconoce al esclavo que vio por casualidad “en el traje de Adán”, quedando prendada de él. A todo ello y al desenlace que sigue, le dieron todo el brillo y esplendor posible el Coro de la Compañía Lírica de Andalucía, el elenco de diecinueve grandes voces, la Orquesta de la Compañía Lírica de Andalucía que sonó maravillosamente, y el Ballet Oriental Em Danza Cía. Además del buen hacer del equipo técnico de iluminación y sonido, la regiduría, el vestuario, la escenografía y atrezzo, y el equipo de dirección. Este último, ya que eran varias las direcciones, estaba integrado por Rafael Garrigón (Orquesta), Juan Corpas (Escena), Cecilia Cueva (Coro), Gema García (Artística) y Alberto Puig (Técnica). Lo dicho, una producción lírica espectacular.