El veneno se esconde en lo dulce

La escritora Teresa Viedma presenta su novela en un concurrido acto en el Salón Mudéjar

01 jul 2016 / 11:00 H.

Unas sugerentes y apetitosas magdalenas, tanto como la que ilustra su portada, aunque menos peligrosas, daban la bienvenida a los invitados al Salón Mudéjar. Este fue el escenario que, al igual que hizo en octubre de 2014 para Gris plata, Teresa Viedma eligió para presentar en sociedad a su nuevo “retoño” literario. Es, en esta ocasión, una novela policíaca, con mucha intriga, pero con también mucho humor y amor, ingredientes necesarios para construir una novela, como se diría durante la presentación, que engancha desde la primera a la última página. El caso de las magdalenas envenenadas, tercer libro de la autora jiennense —segunda novela— llenó por completo este espacio del Palacio del Condestable Iranzo, durante la última, y calurosa, tarde de junio, de familiares, amigos y compañeros de la escritora. Estuvo muy bien arropada por toda la gente de DKV, la empresa que dirige, y también por Diario JAÉN, donde es colaboradora de Opinión. Todos ellos descubrieron allí muchas de las claves con las que se construye su trama, cómo ha sido todo el proceso creativo, pero también la filosofía sobre la que construye la autora su personalidad, su día a día y, sobre todo, su literatura.

Pero todo esto no lo hizo Teresa Viedma sola. Estuvo acompañada para presentar a la “criatura” por la concejal de Cultura, Francisca Molina; la presidenta de Ediciones Dauro, Pilar Sánchez, y su editora, María José Bonilla. La primera elogió la imaginación de la escritora y también la fácil lectura de esta obra, orgullosa de que esta autora jiennense vuelva a publicar una novela. Y advirtió a los invitados de que al leer sus obras correrán el riesgo de convertirse en “teresa adictos”. Los elogios no terminarían con la concejal. Para Pilar Sánchez, Teresa Viedma no tardará mucho en ver su trabajo “bien considerado” en el ámbito nacional y aconsejó llevarse, este año, a las vacaciones en la playa El caso de las magdalenas envenenadas: “Lo leeréis en dos tardes y os vais a reír muchísimo”.

Fue después la editora, María José Bonilla, la que más se detuvo en recordar todo el camino que ha recorrido, literariamente, Teresa Viedma para llegar hasta aquí. Ella la definió como muy trabajadora, impulsiva y también muy perfeccionista. Características que la han hecho crecer muchísimo en los cuatro años que han pasado desde que publicara La Odisea de Julia, a medio camino entre la autoayuda y el ensayo novelado, como defendió la editora. Aludió también a la capacidad de moverse entre diferentes géneros de las Letras, desde las novelas a los cuentos infantiles y relatos, a sus artículos en Diario JAÉN. “En estos, donde refleja lo bueno y la malo de su ciudad, se ha visto una evolución fantástica. Al principio se le veía más tímida, ahora se atreve, como hay que hacer cuando uno denuncia”, defendió. De la novela en sí, destacó su carácter policíaco, pero también su romanticismo y, sobre todo, su costumbrismo. “La capacidad de observación de Teresa le permite mostrarnos una sociedad compleja, un ambiente rural lleno de personajes urbanitas. Es una miscelánea de personas y personajes”, detalló.

Fueron muchos los agradecimientos y muestras de cariño que la protagonista, cuando tomó la palabra, pronunció, pero las declaraciones de su pasión por la escritura ocuparon parte imprescindible de su intervención. “Sin pasión no hay vida”, dijo, para después reconocer que ella no entiende una existencia sin algo que sacuda el alma: “A mí me lo hace amar y escribir”. “Cuando escribo, soy feliz, sencilla y llanamente”, confesó. Recordó cómo crecieron estas magdalenas envenenadas desde que empezó a darles forma en febrero de 2015, cómo son sus fines de semana sin horas pegada al ordenador y también cómo ha comprendido que escribir una novela no es solo ver crecer una idea sobre el papel. Definió, en este sentido, el proceso de corrección, edición y revisión, como un “trabajo de chinos”. “Quiero hacerlo cada vez mejor y no escribo porque quiera, sino porque lo necesito”, dijo. Sobre la novela, se detuvo especialmente en sus personajes. Esta es una obra muy coral, con cerca de medio centenar de vidas que se cruzan en la trama. Entre ellos, contó, hay muchos inspirados en amigos suyos e hizo un repaso, sin menciones, muy simpático. “He pasado los meses más felices de mi vida escribiendo la novela, he reído y he llorado, de felicidad y de pena al terminarla. Ahora es vuestra”, dijo a sus invitados.