Fusión de fotografía y texto para homenajear a la mujer

De que las líneas que conforman las fronteras delimitadoras del horizonte de las disciplinas artísticas son a menudo víctimas de la invisibilidad quedó constancia ayer por la tarde en la Universidad de Jaén. La sala de juntas del edificio Zabaleta acogió el acto que permitió asistir a la confirmación del fenómeno: la presentación del libro “Ellas, elles, they...”, una suerte de mestizaje cultural que protagonizan el arte fotográfico y el literario.

Editada por UJA Editorial dentro de su colección “La Rueca” y de la serie “El Aire”, la obra es el resultado de un proyecto impulsado por los profesores Concepción Azorit Casas y Luciano García García a través del vicerrectorado de Proyección de Cultura y Deporte, iniciado con la exposición que, bajo el mismo título, acogió entre el 5 de febrero y el 15 de marzo la sala de exposiciones del mismo edificio universitario.

La puesta en marcha de la iniciativa permitió exhibir una serie de trabajos de la fotógrafa jiennense Katy Gómez Catalina que giran en torno a la figura femenina a través del mundo. Sin embargo, lo que iba a ser tan sólo eso, una muestra fotográfica, fue “creciendo hasta dar lugar a este precioso libro”, tal y como explicó en el acto de presentación del mismo la vicerrectora del área, María Dolores Rincón, y autora del epílogo de la obra, cuya lectura arrancó el aplauso y los elogios del público.

Es en ese libro, en sus páginas de diseño cuidado, donde tiene lugar el contacto disciplinar. Si bien la obra gira en torno a las fotografías de Gómez Catalina, que, utilizando el blanco y negro y con un marcados juegos de claroscuro, representan “a mujeres de toda condición que emergen con fuerza” y que son fruto de los viajes por más de sesenta países de la artista gráfica —“fotógrafa y viajera”, reza en su perfil de Facebook—, “Ellas, elles, they...” perdería su esencia sin las glosas que acompañan a las imágenes, y cuya autoría corresponde a García García.

El profesor ha mezclado diversos estilos, entre los que se encuentran sonetos, haikus y aproximaciones discursivas, para “tratar de poner letra a una música que no la necesitaba” porque “las fotografías ya son los suficientemente sugerentes”. Sin embargo, y aunque al arte visual le baste su propio lenguaje, diferente del verbal, tal y como expresó Gómez Catalina, el carácter interdisciplinar de este libro hace que imagen y texto pierdan parte de su vitalidad por separado, y que, juntos, hayan alumbrado un nuevo verbo.

“Cada foto cuenta tres históricas, la mía, como fotógrafa, la del escritor y la del lector”, y es que Gómez Catalina confesó que su objetivo ahora, una vez publicado el libro, es “establecer un diálogo con el lector”. De lograrlo, habrá conseguido que su arte supere la amenaza más violenta de todas las que acechan la cultura: el olvido.