“No encontramos un porqué”
—Un periodista, más si se dedica a Sucesos, está curtido en contar historias que conmueven al resto de mortales, sin que le afecte. Pero el caso de Asunta no fue así para usted. ¿Qué tenía de especial?
—De todos los casos en los que había trabajado, nunca dos padres se habían puesto de acuerdo, como concluyó el juez, en matar a su hija. También, a medida de que vas conociendo la personalidad de Asunta, te sorprende la niña tan especial que era. Aprendía seis idiomas, tocaba el piano y el violín y era profundamente reservada y tímida. Ella pudo intuir que algo pasaba, pero no fue capaz de contarlo con detalle a nadie.
—De todos los casos en los que había trabajado, nunca dos padres se habían puesto de acuerdo, como concluyó el juez, en matar a su hija. También, a medida de que vas conociendo la personalidad de Asunta, te sorprende la niña tan especial que era. Aprendía seis idiomas, tocaba el piano y el violín y era profundamente reservada y tímida. Ella pudo intuir que algo pasaba, pero no fue capaz de contarlo con detalle a nadie.
—Dice que este libro era una deuda contraída con ella.
—Sentí desde el principio una empatía especial con ella. En los últimos meses, se tuvo que sentir muy desdichada y tuvo mala suerte hasta morir, porque, por ejemplo, los dos hombres que encontraron el cuerpo iban pasados de alcohol y no se sabe si la movieron y eso complicó la investigación.
—Este libro aporta una crónica detallada con documentos inéditos, pero se sale un tanto del género periodístico como tal, para novelarse de alguna forma. Por ejemplo, desde las primeras páginas, utiliza recursos como el diálogo.
—Debo precisar que no está novelado. Comienzo con un diálogo que se produjo en la sala de autopsias, pero yo no estuve allí. Eso es obvio. Pero cada cosa que parece estar novelada, está contrastada con alguno de sus protagonistas. Ese diálogo probablemente no fue así pero yo, con las palabras reales que están en las declaraciones judiciales, lo recreo. Puede ser una pequeña licencia, pero mínima. Está todo contrastado.
—A veces, cuando un caso apasiona, queda la sensación de no tener el espacio o detenimiento que se merece en el día a día de un medio de comunicación. ¿Fue la razón que motivó contar la historia de Asunta en un libro?
—Hay un momento de inflexión en el que decido escribir el libro. Había muchísima información que me iba llegando que no podía contar en las crónicas diarias y la clasificaba con pos-it, ya que soy muy metódica. Es uno de los casos que más información hemos tenido, pero desordenada, no había oportunidad en el día a día a contarlo todo. Así que sentí la necesidad de ordenarlo, contextualizarlo y explicarlo, sobre todo, a mi misma.
—Con este caso también se adentró en el mundo de la televisión. Cómo es la experiencia para una periodista que ha crecido en prensa.
—Llevaba tres años colaborando en televisión pero, en este momento, se produjo un cambio profesional o inversión de papeles. Ahora trabajo más en televisión que en prensa. Y no es lo mismo un reportero de sucesos en uno y otro medio. La inmediatez y la exigencia continua de imágenes y testimonios complican mucho la labor en televisión. Es muy diferente, pero, al final, sí hay un punto de confluencia, la buena información se valora en cada medio.
—Los investigadores, desde un primer momento, tienen claro cómo ocurrieron los hechos y que los padres de Asunta fueron los autores de su asesinato. Lo que no han logrado saber es por qué lo hicieron.
—Así comienzo el libro, confensando que no he encontrado un porqué. No lo conseguí, ni los investigadores. No es la primera vez que pasa, pero este caso es tan desconcertante y conmovedor y fuera de toda racionalidad, que nos hace falta más que en otros tener un porqué, aunque sea independiente para una absolución o condena. Yo cuento los datos y los explico, para que el lector saque su conclusión.
—Hace unos días, estuvo en Castellar, porque se le reconocía su trayectoria junto con otras mujeres de El Condado.
—Es uno de los reconocimientos más emotivos que he recibido. No solo por mí, ya que me dijeron que soy la primera periodista de El Condado, un dato que yo no conozco, si no porque allí había muchísimas mujeres luchadoras, valientes, que han roto moldes y han abierto camino. La mayoría tiene mucho más mérito que yo. Fue una grandísima alegría. Me siento muy de mi tierra, digo que soy de Castellar, allá por donde voy. Allí están mis padres y mis amigos del alma.
—Después de la experiencia, ¿tiene ya alguna otra idea o alguna propuesta para un nuevo libro?
—He acabado muy tocada emocionalmente, pero supongo que volveré a escribir, mi vida son las palabras, pero quizá algo menos periodístico. De hecho, me han ofrecido escribir otro libro, pero lo he rechazado, era la historia de El pequeño Nicolás.