La Catedral recuerda su historia

El deán, Francisco Juan Martínez Rojas ofrece una conferencia en la Sacristía

11 may 2018 / 08:31 H.

La Catedral de Jaén abre, como cada jueves de este mes, sus puertas a la cultura y al arte para homenajear el 300 aniversario del nacimiento del arquitecto de la Ilustración, Ventura Rodríguez, autor del Sagrario que engalardona su fachada norte. Tras la celebración de un exitoso concierto de la mano de la Coral Polifónica y el Grupo de Cámara de la Basílica de San Juan de Dios de Granada —cita enmarcada también en el programa Los jueves en la Catedral, organizado por la Fundación Caja Rural— el deán, Francisco Juan Martínez Rojas, impartió una conferencia titulada La Diócesis de Jaén en la segunda mitad del siglo XVIII. Una Iglesia en un cambio-epocal.

“El motivo de mi conferencia no es otro que participar en este ciclo que ofrece una panorámica general de la Diócesis de Jaén en el periodo en que se levantó este singular edificio. La construcción del Sagrario abarcó la mayor parte de la segunda mitad del siglo XVIII. El origen remoto de su edificación era doble: el deseo de concluir la fábrica de la nueva catedral renacentista y barroca y, por otro lado, obviar las consecuencias negativas que el terremoto de Lisboa, el 1 de noviembre de 1755, había provocado en el edificio catedralicio, construyendo en la zona de mayor desnivel de la Catedral como un gran bloque de sujeción”, destacó el vicario, quien aprovechó para hacer un recorrido dialéctico por la Diócesis jiennense durante el cambio de época en la segunda mitad del XVIII.

“En este momento histórico, la Diócesis de Jaén contaba con 58 núcleos urbanos, entre ciudades y villas, tres colegiatas, como Baeza, Úbeda y Castellar, 98 parroquias y 59 monasterios de monjas y frailes. En el inicio de la construcción del Sagrario tuvo un protagonismo indiscutible Fray Benito Marín, un monje benedictino, que fue obispo de Jaén durante 19 años”, explicó el deán. Su ponencia resultó de lo más interesante y reveladora, pues reflejó perfectamente los detalles de una época de transición y cambio arquitectónico. Por ello, añadió: “Gracias a Fray Benito Marín tenemos una radiografía completa sobre este aspecto de la vida de la Diócesis. Él mismo destacó que existía la imperiosa necesidad de reducir en Jaén el número de claustrales y no permitir que en ningún convento hubiera más individuos de los que permitieran sus recursos económicos”. Martínez Rojas se adentró también en el trabajo pastoral regalista de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, así como en el proyecto reformista del deán Martínez de Mazas entre 1784 y 1794, haciendo una gran diferenciación entre la devoción y la formación para la renovación catequética de la doctrina cristiana jiennense.