La huella íbera en Picasso

Piezas del Museo de Jaén viajan a Málaga para una exposición conmemorativa

09 oct 2018 / 12:32 H.

Para mí no hay ni pasado ni futuro en el arte. Si una obra de arte no puede vivir siempre en el presente no ha de ser considerada en absoluto. El arte de los griegos, de los egipcios, de los grandes pintores que vivieron en otras épocas no es un arte del pasado, tal vez está más vivo hoy de lo que lo estuvo nunca”. Con estas palabras del genio malagueño se presenta El sur de Picasso. Referencias andaluzas, una exposición que se acaba de inaugurar en Málaga en el museo del pintor, que conmemora su décimo quinto aniversario, y que brinda un recorrido por la historia del arte español para centrar la atención de la profunda huella que la cultura mediterránea ibérica tuvo en su obra. Hasta allí han viajado dos piezas del Museo de Jaén, dos símbolos del rico legado ibero de la provincia: Toro de Porcuna (600-501 a. C., caliza tallada e incisa) y Novillo de Porcuna (Cerrillo Blanco, Porcuna; 500-451 a.C.; calcarenita tallada y pulida).

El sur de Picasso. Referencias andaluzas, de esta forma, muestra obras de Pablo Picasso junto a valiosas piezas arqueológicas y pinturas de grandes maestros, en una ambiciosa muestra que abarca desde el arte íbero, pasando por la antigüedad clásica, el barroco y finaliza cuando el artista malagueño se convierte en una figura guía para sus coetáneos y protagoniza un episodio esencial en la modernidad artística española. Asimismo, a través de esta exposición, se explora el tránsito intelectual que hace Picasso del sur al norte, sirviéndose del patrimonio simbólico de su tierra para regresar de algún modo al origen.

“Picasso es adictivo, cíclico y fiel a una memoria iconográfica que hace suya integrándola en un acto reivindicativo de alteridad. Picasso convierte la historia del arte en una particular otra historia”, destaca el comisario general de esta exposición, José Lebrero Stal. “Se articula un juego de dobles correspondencias entre una selección ejemplar de obras hechas durante un arco de siete décadas por Picasso, mirando de un modo u otro a la historia de dos milenios y medio del patrimonio histórico español”, añade.

Para ello, la exposición reúne 204 piezas entre las que se muestran pinturas, esculturas, dibujos y obra gráfica de Pablo Picasso junto a un grupo relevante de vestigios arqueológicos de las culturas íbera y fenicia y de época greco-romana, así como pinturas, grabados y esculturas polícromas de reconocidos maestros de la historia del arte, desde Zurbarán a Goya.

El consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, presentó la exposición y destacó “la conexión profunda y transformadora de Picasso con la historia del arte español”. “El artista malagueño cambió la historia del arte y lo hizo teniendo muy presente su origen y el patrimonio histórico de su tierra, que él conocía bien. La exposición refleja muy bien la identidad cultural andaluza, española y mediterránea de Picasso. Podemos ver junto a sus obras, piezas de otros periodos históricos y comprobar cómo logró revolucionar y transformar el arte dialogando con nuestra tradición cultural”, aseguró. Vázquez agradeció “la colaboración generosa” de unas 40 instituciones museísticas y colecciones tanto públicas como privadas que han permitido reunir las más de 200 piezas que componen la exposición. “Quiero destacar la participación de los museos andaluces, ya que los que gestiona la Consejería de Cultura en las 8 provincias andaluzas han cedido obras para esta magnífica exposición”, señaló.

manuel ángeles ortiz. El mundo íbero no es la única huella “jiennense” en la muestra de Picasso. Al final de este recorrido histórico, la exposición invierte los roles y muestra a un Picasso con autoridad para, a su vez, influir en el nuevo arte español. La guitarra es el hilo conductor de las obras presentes de sus contemporáneos María Blanchard, Juan Gris, Moreno Villa, Ismael González de la Serna y el jiennense Manuel Ángeles Ortiz en las que este instrumento musical es el motivo iconográfico. De este, se muestra Guitarra (1926), perteneciente a la Colección de Arte Abanca, y Boceto para el folleto de “El Cante Jondo” (1922), del Archivo Manuel de Falla.