La luz de Italia al más puro estilo impresionista, en Jaén

Espacio Rural dispone de una nueva obra de Jean Baptiste Camile Corot, “Souvenir de Italia”, un cuadro lleno de matices en su aparente sencillez de líneas que está disponible para que los jiennenses puedan admirar su belleza clásica en plena capital. Tal como indicó Luis Jesús García-Lomas, de la Fundación Caja Rural, “esta obra se incluye dentro de la colección de paisajes y tema rural, y esta pieza viene a completar las obras del siglo XIX disponible actualmente, con una mirada después de la Revolución Industrial, retornando otra vez a los paisajes, a la vida esencial del campo”. Y este es el caso de esta nueva obra de Jean Baptiste Camille Corot, titulada “Souvenir de Italia”, un grabado con pequeños trazos. Durante el acto de presentación estuvo, asimismo, Fernando Carnicero, asesor artístico de la fundación, que explicó el interés de la obra y su aportación a la colección de la entidad en Jaén.

De esta forma, la obra pictórica se podrá visitar en el Espacio La Rural hasta el 23 de abril en horario de 8:30 a 14:00, para que los amantes del arte tengan la oportunidad de ver de cerca una de las obras cumbre de este pintor, presente ahora en la capital jiennense con una de sus imágenes más comentadas y valoradas.

Jean Baptiste Camille Corot nació en París en 1796 y falleció en 1875, fue un pintor de paisajes, de los más ilustres de dicho género de origen francés y cuya influencia alcanzó al posterior movimiento artístico del impresionismo.

La luz italiana le enseñaría a Camille Corot otra de sus aportaciones fundamentales al lenguaje pictórico de la modernidad. Según decía en sus escritos el pintor francés, “el dibujo es lo primero que hay que buscar. Seguidamente, los valores cromáticos. Estos son los puntos de apoyo. Después el color y, finalmente, la ejecución”. Así, hizo un alegato a favor de las formas y las líneas a lápiz, en tonos monocromáticos que destacaban y daban fuerza a sus cuadros.

En su primer y más largo viaje a Italia, entre 1822 y 1825, descubrió fascinado los efectos de la rotunda luz meridional en Roma y su campiña y, más aún, en Tívoli y alrededores de Nápoles. Por aquel entonces era habitual que los pintores de toda Europa acudieran a Italia para “empaparse” del arte y los monumentos de la antigüedad romana. Sin embargo, Corot los pintó tal como los veía, como volúmenes que, sin perder su significación histórica, variaban según incidiera sobre ellos la luz.