Las voces del Coro Ciudad de Jaén cantan a América

La agrupación está acompañada por los ritmos hispanoamericanos de Charanda

29 oct 2018 / 11:33 H.

El Coro Ciudad de Jaén, bajo la batuta del director musical Ángel Luis Molina, ofreció anoche, en el Teatro Infanta Leonor, un viaje musical a través de los variados ritmos y las exóticas melodías de las dos Américas, acompañado en algunas de las piezas — Alma llanera; Alma, corazón y vida y Barlovento — por la calidad musical de Charanda, grupo de referencia en la interpretación de música iberoamericana, que actuará en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza, el 1 de diciembre.

La primera parte de la noche estuvo centrada en la música de compositores estadounidenses, con los sonidos de los negros espirituales o cantos de esclavitud, de los siglos XVIII y XIX, hasta la música pop más reciente, pasando por algunos clásicos de siempre como el tema principal de la banda sonora del Mago de Oz, Somewhere over the rainbow, y por la conocida Killing me softly, de The Fugees, además de alguna obra menos conocida pero no menos interesante por su calidad musical y expresiva, como Io son la primavera, un madrigal a diez voces de texto en italiano pero de compositor estadounidense y de una belleza y dulzura extraordinaria. America, de Leonard Bernstein selló el final de una primera parte en la que se intercalaron las declamaciones de un actor sobre textos que reclamaban la libertad del pueblo afroamericano en América del Norte, lo que garantizó el dinamismo y la amenidad de la actuación.

Lejos de ser un concierto coral al uso, el juego de luces y los cambios escénicos marcaron una actuación en la que se ofreció, en su segunda parte, la rica y festiva música iberoamericana, pasando por ritmos y melodías de distintos países como Colombia, Argentina, México, Perú, Venezuela, Brasil, y Cuba.

Hanacpachap cussicuinin, una pieza sacra en lengua quechua perteneciente al barroco peruano, o Alegría del cielo, cantada en español, constituyeron la única representación de la música religiosa de las misiones, alternada con los ritmos y melodías populares conocidos en nuestro país y de diferentes caracteres, para que este viaje por las lejanas músicas del Nuevo Continente fuera un descubrimiento y disfrute para todo el público asistente.

Al tratarse de un canto religioso, los coralistas recrearon una procesión portando algunos de ellos un ramo de flores y un farol que iluminó la tenue oscuridad del teatro. Los vises estuvieron reservados para El periquito y Sumertime. El repertorio fue una elección personal de Ángel Luis Molina, en homenaje al Día de la Hispanidad e interpretado desde un punto de vista más popular.