“Llamaré al pan pan y al vino vino mientras me lean”

Amigos y familiares arropan a José Calabrús en la presentación de su último libro

04 may 2018 / 08:33 H.

Desmonterado, como los toreros que debutan en un coso, salió al ruedo de la Sala 75 Aniversario de Diario JAÉN el primer espada de la tarde el tosiriano José Calabrús Lara, abogado, escritor, columnista y, a tenor de las palabras que le regalaron quienes no lo dejaron solo en los medios, toda una “figura”. Despejó plaza el presidente del Consejo de Administración de DIARIO JAÉN S. A., Eleuterio Muñoz, que agradeció a Calabrús sus veintiséis años de fidelidad al periódico como colaborador y a Caja Rural, el patrocinio de la obra. Sonaron los clarines y el director del rotativo, Juan Espejo, puso sobre aviso a los tendidos: “Cambiamos el formato, estamos entre amigos”. Y es que eso fue la cita con la palabra, escrita y hablada, del protagonista, un encuentro entre aficionados a la literatura que, desde los tendidos de Diario JAÉN, jalearon las faenas de quienes se anunciaban en cartel.

Espejo presentó a Calabrús como un hombre “decente, coherente y valiente”: “En los tiempos que corren, estos valores merecen respeto y admiración”. Sereno, entre barreras, el autor de Desde mi columna escuchó el brindis del padrino de la ceremonia, que cedió los trastos al testigo, Rafael Morales, presidente de la Audiencia Provincial de Jaén, incondicional de Calabrús que no le ahorró encendidos “olés” a su labor.

El columnista no se resguardó en el burladero y prefirió irse al centro del anillo, un atril desde el que, “feliz”, valoró la presencia de sus amigos, no sin antes excusar la ausencia de Pío Aguirre, quien, por motivos familiares, no pudo presentar el libro, según lo previsto. El columnista tosiriano agradeció, muy sinceramente, a Diario JAÉN, en la persona de su presidente, la publicación del libro; a Juan Espejo le dio las gracias por su prólogo —que tildó de cariñoso “despropósito”— e hizo extensiva su gratitud al viñetista Juan Carlos Contreras, autor de la portada de la obra; al maquetador del periódico, Miguel Ángel Vega, encargado del diseño, y a Miguel Ortega, paisano suyo y compilador de los artículos.

Repasó su más de medio siglo como escritor de columnas, que clasificó en tres etapas bien definidas: “Hasta 2002, en Papeles de oficio, traté cosas más institucionales; luego, de 2002 a 2007, hablé de asuntos lúdicos, de gastronomía, de viajes, bajo el título de Papel de estraza, y a partir de 2007 y hasta hoy me he vuelto más ‘cañero’, con la lengua más suelta”, aseguró Calabrús, que aludió también a “temas trascendentes, Dios, la religión, los derechos humanos, la paz, la guerra y la ayuda a los necesitados” como contenidos predilectos de sus “dardos” de cada siete días.

Entre tanta “ironía fina” como derrochó, no faltó la poesía de Antonio Machado, cuyos versos sonaron como una auténtica declaración de intenciones, como el racheo de una media verónica belmontina: “Ni el pasado ha muerto / ni está el mañana ni el ayer escrito”, y añadió: “Seguiré llamando al pan pan y al vino, vino, mientras me lean y el JAÉN me aguante”, concluyó el autor de Desde mi columna. Su estocada, certera y elegante, dio paso a la ovación constante que, desde las gradas, recibió de los suyos: ellos—amigos, compañeros de promoción de “la octava promoción de Maristas” y familiares— le lanzaron las mejores palabras, que Calabrús devolvía con un “gracias” que sabía a brindis.

Hubo mucha emoción, como en las grandes tardes taurinas, las de triunfo, y una salida a hombros a la que acompañó el más bello pasodoble, firmado por Blanca Calabrús: “Papá, qué maravilla, siento orgullo de ser tu hija”.

“Desde lo local nos lleva a lo global y desde lo global lleva a lo cercano”

“Conozco a Pepe desde un Jurado de los Jiennenses del Año, cuando él era decano del Colegio de Abogados y yo, un imberbe casi y redactor jefe de esta casa”, recordó Juan Espejo, que calificó su relación con José Calabrús como “afectiva”: “Hay que hilar muy fino para no caer en el empalago, pero yo caigo sin ningún tipo de bochorno; es mi amigo, lo defiendo a muerte y diré de él todo lo bueno que atesora, que es mucho”. Espejo confesó haber compartido —además de “capeas”—, horas de charla “sobre la vida y sobre Jaén”. “Y de política y políticos”, apostilló. Elogió su escritura “sintáctica y semánticamente” y, entre risas cómplices, detalló cómo el columnista “se sometió, obediente y con mucha paz interior”, a las diferentes páginas donde ha firmado sus escritos de opinión. “Le tengo admiración y respeto y, en los tiempos tan cambiantes en los que nos movemos, complicados y donde a veces uno tiene que mirar ciertas referencias, en todo momento he sentido el afecto de José Calabrús, siempre ha estado ahí y ha sabido sostener, desde su compromiso ético, que este periódico era patrimonio de los jiennenses”, aseguró el director de Diario JAÉN. “Desde lo local nos lleva a lo global y desde lo global nos aproxima a lo cercano”, concluyó Juan Espejo.