Los tres diestros salen a hombros

El público de Baeza, “muy bondadoso” con los matadores en todos los toros

13 ago 2017 / 10:51 H.

L a monumental ciudad de Baeza cerró con broche de oro el ciento veintinco aniversario de su plaza de toros. Totalmente restaurada gracias a la Junta de Andalucía -que ha contribuido con los cursos de las escuelas taurínas-, la Diputación de Jaén y el Ayuntamiento de Baeza, el viejo coso del vivero es hoy un gran atractivo para Baeza, que alberga en él una belleza arquitectónica para deleite de los aficionados a la fiesta.

El 18 de mayo de 1892 abrió sus puertas con un gran cartel de aquella época. Nada menos que Rafael Molina, “Lagartijo”, y Rafael Guerra, “Guerrita”, con toros del Marqués del Saltillo. Para conmemorar dicho acontecimiento, el pasado 13 de mayo la empresa Tauromoemoción, dirigida por un joven empresario, Alberto García, que ofreció un gran cartel, con Morante de la Puebla, Cayetano y Roca Rey con un lleno total y la enhorabuena para el Ayuntamiento de la ciudad por su participación y su apuesta.

Este año, cuando se cumple el aniversario de esta plaza tan “mítica” para rememorar los festejos taurinos y con motivo de la festividad de la Vírgen Nuestra Señora del Alcázar, se programó un cartel que no dejó indiferente a nadie y donde se dieron cita algunas de las máximas figuras del toreo del país, como son Pablo Hermoso de Mendoza, que exhibió una magífica cuadra de caballos que hicieron las delicias de los aficionados que se dieron cita en el lugar. Mendoza es, a día de hoy, la máxima figura del toreo a caballo, algo que confirman las estadísticas, con 2.364 corridas de toros, 4.488 orejas, 413 rabos y 1.542 puertas grandes. Ante estos datos y una actuación, queda todo dicho. Un gran espectáculo del torero de Estella, de veintiochos, años al que ver hacer el paseillo es todo un lujo. La gente quiere toros, así lo demostraron con su entrega al caballista. Abrió plaza, con Delirio, al que siguió con “Alquimista”, con los que consiguió dos rejones de castigo entre la ovación del público. En banderillas se lució con Berlín y ahí comenzó su precioso toreo a caballo. Dejó tres banderillas de las cortas y puso el broche final a una gran actuación con una oreja y petición de la segunda. Volvió a deleitar a la concurrencia con su forma de torear a caballo. En esta ocasión se lució con banderilleras, con dos orejas tras un certero rejón de muerte, que le valió la puerta grande.

En el caso de Padilla, un torero que lleva veintitrés años como matador, sigue en esta bendita y difícil procesión con entrega, aunque no pudo llevar a cabo su toreo valeroso ante un toro que no se prestó al lucimiento. Mató con dos pinchazos y estocada con pitos. En su segundo enemigo volvió a defraudar al no poner banderillas, aunque mejor en el capote. Con la muleta hizo una faena mediocre, pero la bondad del respetado y tras dejar una estocada caída, consiguió dos orejas, la segunda como regalo. En el caso de el Cid, el torero, que lleva diecisite años en la profesión, consiguió una oreja en su primer toro en una faena de torería con en capote y una tanda de muletazos. Cerró plaza con un animal al que toreó con mucha precaución con un público, de nuevo bondadoso, que mató de estocada que le valio la oreja. Asimismo, fue volteado sin consecuencias aparentes, aunque finalmente también salió a hombros al igual que el resto de sus compañeros, en una tarde desigual para los tres pero con un resultado que cierra el coso baezano por todo lo alto.