Mágica Cádiz en la acuarela de Alfonso Rodríguez

El arquitecto y pintor jiennense expone una colección de obras con la Catedral Nueva y sus playas como protagonistas

09 jul 2016 / 11:07 H.

Cádiz es dorado y azul, su Catedral Nueva siempre protagonista y su mar infinito en el horizonte. Los pinceles del arquitecto jiennense Alfonso Rodríguez Márquez han viajado hasta la “Tacita de Plata” para reflejar toda su luz, indescriptible por otros medios, y su color, una fiesta para los sentidos. Sus paisajes, además, se humanizan a vuela pluma y se llenan de pequeños seres también a todo color, ingrávidos. Este es el resultado de la visión del jiennense de esta ciudad, una colección de acuarelas que se pueden conocer desde anoche, y hasta el 29 de junio, en el Colegio Oficial de Arquitectos bajo el título Cádiz, la mirada del arquitecto.

Tiene el acuarelista profundos vínculos con esta tierra. Se empezaron a fraguar, curiosamente, fuera de ella, durante sus años universitarios en Sevilla, en el Colegio Mayor Hernando Colón, en el que encontró a grandes amigos que hoy son “los mejores arquitectos”. Después, Cádiz ha sido siempre refugio estival de Alfonso Rodríguez Márquez, punto de encuentro con gente extraordinaria: “Llego hasta allí buscando la luz y la encuentro”.

Uno de esos inolvidables veranos empezó a dibujar en la misma playa, el origen para trabajar en la temática que conforma Cádiz, la mirada del arquitecto. “Son atardeceres preciosos, los ojos te piden plasmar esa luz y el trazo surge sin pensarlo”, confiesa, convencido, como también lo dice su amigo Juan Manuel Fernández-Pujol en el perfil de la exposición, de que “el acuarelista nace”.

A estas interminables y doradas playas, le da la mano en sus obras, la Catedral de Cádiz, “el icono de la ciudad, la que hay que defender toda la vida”, reconoce el artista. Y junto a ellas, no podía faltar otra de las razones que hacen al autor un enamorado de esta ciudad: la idiosincrasia de los gaditanos. “Son personas auténticas”, remarca. “Esta es una exposición para la gente de Cádiz; que siempre me ha dado mucho y siempre hay que devolvérselo”, cuenta desde la ciudad bañada por el Atlántico. Para la inauguración, en la que estuvo rodeado por muchos amigos, eligió el piano del “maravilloso” Riuychi Sakamoto.

Esta es la primera exposición individual de Alfonso Rodríguez Márquez fuera de Jaén, una fecha que quedará marcada especialmente en su trayectoria artística.