Serrat conquista el mar de olivos

La Plaza de Santa María recibe al cantautor entre ovaciones, aplausos y un lleno total

12 jul 2018 / 08:15 H.

Nació en el Mediterráneo, pero aterrizó en el mar de olivos de Jaén para volver a reencontrarse con la huella de Machado y su público más fiel. Y lo hizo en Baeza, en la Plaza de Santa María, enclave que acogió el concierto más íntimo de su gira, denominada Mediterráneo da Capo. Además, con su paso por allí, la ciudad celebró el 15 aniversario de su incursión como lugar Patrimonio de la Humanidad. Este cumpleaños sonó al son de la reconocidísima voz de Serrat, quien se presentó al público con Mediterráneo, uno de sus temas más conocido en todo el mundo. Con una recreación del mar sobre un telar blanco y entre aplausos y vítores, fue recibido. “Es un placer estar en esta ciudad haciendo música y respirando olivos y a Machado. Con esta gira, regreso a las canciones que escribir en 1971 en un hotel de la Costa Brava. Muchos me dicen por qué celebro el 47 aniversario en lugar del 50 pero ¡para esperar estoy yo! La vida me ha enseñado a no pecar de imprudente”, indicó el artista, quien, antes del concierto, recorrió los rincones baezanos y almorzó en el Restaurante Juanito, de los hermanos Juan Luis y Pedro Salcedo.

Personas llegadas de todas partes del mundo, como Estados Unidos, Venezuela o Canadá, se dieron cita en el corazón histórico de la ciudad patrimonial, donde sus “mediterráneas composiciones” resonaron por el conjunto arquitectónico que reunió al Renacimiento y a un maestro considerado como un trovador y poeta, además de músico, que deleitó a todos con temas como Qué va a ser de ti, Vagabundear, Barquito de papel, Pueblo blanco y Tío Alberto, sobre el cual dijo. “No era mi tío. Hablo sobre Alberto Puig Palau, un mecenas de un movimiento artístico de del Bocaccio, un local barcelonés. De allí procede este taburete”.

Con La mujer que yo quiero presentó a los músicos que le acompañaron y con Lucía los espectadores alzaron sus móviles para inmortalizar ese instante. Así, llegó uno de los momentos claves del concierto, uno en el que el cantante interpretó Vencidos, cuya letra es la única que él no compuso para Mediterráneo, ya que es del poeta León Felipe. Con Aquellas pequeñas cosas y Mediterráneo cerró su repaso al disco homónimo.

No se pudo respirar un mejor ambiente en la Plaza de Santa María. La brisa de la noche baezana dio una tregua al calor estival para detener el tiempo ante la aterciopelada voz de Serrat que, en recuerdo de Charles Trenet, cantó La mer. Con La luna, el cantautor interpretó un letra de Jaime Sabines, de su disco Material Sensible. Así, el público acompañó al artista por un repaso, en esta ocasión, a su trayectoria discográfica con canciones como Llanto y coplas y Cantares, de Dedicado a Antonio Machado, poeta, letra que fue coreada por todos. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” fue el estribillo con el que recibió un largo aplauso y es que, con él, la voz de Machado volvió a sonar a través de la suya y en una tierra en la que el poeta sevillano dejó una huella imborrable. Y lo hizo en una demostración artística sublime, golpe a golpe, verso a verso.

Con Plany al mar, Algo personal, y una versión de Tatuaje, Serrat recordó también a Miguel Hernández —nombre de su noveno LP— con las letras de Menos en tu vientre y Para la libertad. Y es que, tras el Año Hernandiano, los versos del poeta de Orihuela, musicalizados, en esta ocasión, por el cantautor, se convirtieron en todo un símbolo de este encuentro. Entre bromas, el artista confesó que sabía hablar el “idioma local” y destacó, ante las risas del público: “Mi amigo Sabina me enseñó el ‘vente pa ca’. Un día saqué al perro a pasear y escuché a dos jubilados que lo dijeron y les pregunte si eran de Úbeda o de Baeza”.

Con Penélope, que interpretó, precisamente, en un concierto en Úbeda junto a Sabina en una de sus últimas visitas a Jaén, hace 11 años, y Hoy puede ser un gran día el concierto pareció llegar a su fin. Sin embargo, baezanos y visitantes, y todos sus seguidores y fans, quisieron más, y no dudaron en pedirlo. El cantante lo supo, y no se marchó sin deleitar a los presentes recordando sus iconos musicales Esos locos bajitos —compuesto tras unas declaraciones que escuchó de Miguel Gila en las que se refería, de esta manera, a los niños— y Fiesta. El tiempo se pasó volando porque, cuando se está en tan buena compañía, solo existe el momento, y Serrat supo exprimirlo al máximo, transmitir el cariño que siente por Baeza y los jiennenses y, a la vez, regalar todo su talento al público.