Un canto a la mujer

Rafael Álvarez El Brujo fascina con su obra al público jiennense

02 dic 2016 / 12:39 H.

Harold Bloom, crítico y teórico literario norteamericano, sostenía que los ‘Trabajos de amor perdidos’ de Shakespeare estaban inspirados en las epístolas de San Pablo, porque los norteamericanos todo lo basan en laBiblia. Pero yo le digo no. Me opongo. No se trata de las epístolas de San Pablo a los romanos, sino de las epístolas a los corintios”. Esto hablado, tiene su gracia. Pero si lo hace Rafael Álvarez, El Brujo, resulta desternillante. El actor hiló, durante cerca de hora y media, una argumentación, en sus Mujeres de Shakespeare, en donde rindió un homenaje al alma y la inteligencia femenina.

La obra, ya la había traído a Jaén otro jueves, el 22 de noviembre de 2012, y en el mismo escenario, el Teatro Infanta Leonor. Pero ya lo dice el dicho, que es muy de teatro: “Renovarse o morir”. Y El Brujo se renueva continuamente. Quien presenciase las Mujeres de Shakespeare hace cuatro años, comprobaría que, aunque la línea argumental era similar, sus ramificaciones son bien distintas. Si antes, cuando hablaba de Harold Bloom traía a colación a Orlando Bloom, el de El señor de los anillos, ahora traía a Rajoy o a Manuela Carmena. Cada personaje con su tiempo. Un monólogo planteado como diálogo en el que el público se rió, de principio a fin, a mandíbula batiente y, eso, tiene un mérito bestial. Rafael Álvarez estuvo acompañado, al igual que en la anterior visita a Jaén con esta obra, por el excelente violinista Javier Alejano, que subrayaba con su melodía momentos precisos del espectáculo. Y como la estrella, en el sentido de la luz que más brillaba sobre un escenario minimalista, era El Brujo, pues no necesitaba muchos perifollos decorativos: Una mesa cubierta con terciopelo rojo, con dos candelabros y, en el suelo, un cuadrado de cerca de tres metros de lado, con otros dos candelabros. Un atril y un preciso juego de luces. Para qué más.