Un constante inventor de historias

Los últimos recuerdos del reloj de arena es la última novela del escritor jiennense

13 feb 2017 / 11:36 H.

Tan solo diez años tenía el jiennense Fernando Martínez cuando decidió empezar a escribir su primera novela de piratas. Esta, aunque acabó en una obra inconclusa, fue el germen del amor por la escritura de este autor. Veintiséis años despues de ese infantil y romántico iniciático acercamiento al mundo de la novela, decidió, gracias a que contaba con más tiempo libre, retomar la senda del oficio “con mayor seriedad”.

“Como escritor busco emocionar y entretener, también inducir a la reflexión, todo ello cuidando el estilo e intentando mantener la intriga necesaria para que al lector le apetezca descubrir qué sucede en la siguiente página”, asegura Martínez, que compagina la escritura con su puesto de profesor de secundaria, de Física y Química, en Almería, donde reside. Actualmente se halla inmerso en la presentación de su última obra, Los últimos recuerdos del reloj de arena, que publicó a finales del año pasado. “Se trata de una novela adscrita al género negro, cuyo desarrollo transcurre, principalmente, en Almería y Granada. Se inicia con el descubrimiento de un cadáver desnudo bajo un montón de bolsas de basura, en plena calle. En ella se unen personajes de dos de mis anteriores novelas, Fresas amargas para siempre y El jinete del plenilunio, obras que fueron del agrado del público y que me animaron a iniciar el proyecto de Los últimos recuerdos del reloj de arena. Precisamente, la novela anterior a la que ahora presenta, lleva en el título un homenaje implícito a dos de las más grandes novelas de Antonio Muñoz Molina, uno de sus escritores de cabecera junto con Almudena Grandes o Mario Vargas Llosa: “Soy un lector voraz. De los últimos libros leídos recomiendo a los lectores de Diario JAÉN El azar y viceversa, de Felipe Benítez Reyes, y Patria, de Fernando Aramburu.

Martínez se considera escritor disciplinado, casi de diario, lo que hace que tenga ya casi nueve novelas publicadas, así como un buen número de relatos breves en diversas antologías colectivas. “Compartir las historias con los lectores es lo que, principalmente, me motiva. Por otro lado, es fascinante el proceso de creación, materializar algo donde antes no había nada, desarrollar un argumento, construir los personajes, estructurar la trama. Para mí es una gimnasia mental estupenda”, dice.

Su trabajo en el instituto almeriense, su labor como escritor y demás compromisos le dejan poco tiempo para volver a la tierra del mar de olivos. “Por desgracia, voy con poca frecuencia”, explica. Eso sí, añade que guarda de Jaén y la provincia un recuerdo imborrable y entrañable de su niñez, con historias vividas que quedan, para siempre, guardadas en su infancia: “Cuando regreso a la tierra donde nací siento que una emoción especial se despierta en mi interior”, concluye Martínez.