Un viaje en el tiempo musical

El Hyundai Music Park sorprende con una mirada al pasado a base pop, “indie” y “rock&roll”

03 jun 2018 / 10:37 H.

Bajo el escenario, un millar de ojos y oídos permanecieron atentos y preparados para mover el esqueleto. Los focos dibujaron en el público un mar de luces. La espera parecía eterna, pero resultó emocionante. Así fueron los minutos previos al comienzo del Hyundai Music Park, una cita que llegó al Auditorio de la Alameda de Jaén para procurar a sus espectadores una velada musical llena de saltos, ritmo y mucha energía.

Un photocall dio la bienvenida a los asistentes en la entrada. Posar con un saxo o con una guitarra eléctrica convirtió a los jiennenses, por una noche, en verdaderos rockeros, teloneros bajo las tablas de un espectáculo que comenzó con Transistores. La banda abrió el concierto dando la bienvenida a los hijos del “rock and roll”, como bien haría Miguel Ríos. Un recopilatorio trajo de vuelta a la capital a grupos como Lone Star, Los brincos, Los Mustang o Radio Futura, entre otros. El Help, ayúdame de Tony Ronald despertó el entusiasmo, que continuó a la alza con versiones de Cuéntame, Cien Gaviotas, Viviendo deprisa, Cuando brille el sol, Voy a pasármelo bien, Yo no te pido la luna o Resistiré. El culmen del grupo jiennense llegó con Me colé en una fiesta y Los amantes, de Mecano; Mil campanas, de Alaska y Dinarama, y Como yo te amo, tema de Rocío Jurado versionado, posteriormente, por Raphael, el niño de Linares.

El atardecer se meció sobre el público ante la llegada de Jordi Sánchez, de OBK, quien no cesó en su empeño de animar a la gente en cada interpretación. El vocalista sorprendió con un directo que recordó al tecnopop de los 90 con temas como Tú sigue así, Oculta realidad, Quiéreme otra vez, Quien le dio sentido a nuestro amor y, como no podía ser de otra manera, Historias de amor, una de las canciones más esperadas.

El Auditorio de la Alameda siguió recibiendo a unos espectadores que no dejaron de bailar en ningún momento, algo de lo que se preocupó, de primera mano, Javier Ojeda, de Danza Invisible. El cantante no dudó en mezclarse con los asistentes. “Me encanta estar en este auditorio. He tocado aquí, al menos, cuatro veces”, confesó Ojeda, que no paró de saltar, aplaudir y darlo todo. Temas como Oiga Camarero, Apasionado, No quiero bailar contigo, A este lado de la carretera o Eternamente Yolanda transformaron al vocalista en un verdadero torbellino que se entregó a un público al que confesó: “Soy malagueño, pero mis padres eran de aquí y mi segundo apellido es Martos. Jaén es mi provincia favorita. Aquí me siento como en casa. Os quiero con locura”. Todos aplaudieron y continuaron pidiendo Sabor de amor, tema que Ojeda se resistió a tocar. Al final lo hizo, no obstante, antes presentó Baila conmigo, a ritmo de mambo y chachachá; El club del alcohol y, Por ahí se va.

Y de un “agitador musical” a un “showman”. Camisa roja, traje negro y sombrero de copa. Así apareció Javier Gurruchaga sobre el escenario, en el cual tocó Me quiero morir, Viaje con nosotros, Ellos las prefieren gordas, Caperucita Roja —un clásico que hizo junto a la Orquesta Mondragón—, y Corazón de neón, letra que compuso junto al maestro Joaquín Sabina. Sin embargo, el artista tenía varias sorpresas en la chistera. Entre ellas, versiones de Stand by me o Imagine; una colaboración musical con Ojeda y, por supuesto, su insuperable versión de Que viene Trump.

El broche de oro de la noche lo puso Apache. Mallas negras, plumas indias y una intro de Led Zeppelin. Así salió a escena Luismi, quién demostró cómo el ritmo le recorría el cuerpo con unos eléctricos movimientos de cadera. El público respondió a la llamada nativa y disfrutó con versiones de bandas como The Rebels, Guns N’Roses, Sting o Muse. Sin embargo, fue Pink Floyd quien trajo a Valkiria al escenario con Learning to fly, canción que despertó la ovación del público cuando el águila les sobrevoló. El rock no faltó en una de las puestas en escenas más destacables, que continuó con canciones como With or without you, Highway to hell y We are the champions, tema con los que se coronaron y llegaron al final de la noche.

Así terminó la primera velada de un festival que trajo a la capital casi seis horas de música ininterrumpidas. A la salida, el público ya esperaba la jornada de ayer para adentrarse, esta vez, en el mejor indie patrio. Sin embargo, las inclemencias meteorológicas hicieron que, en las horas previas a la apertura, el Hyundai Music Park anunciara su suspensión, ya que el escenario estaba totalmente encharcado. Jaén se perdió así las canciones de Niño Erizo, Alis, Despedro, Niños Mutantes y Cycle, en una decisión previsible con solo mirar el encapotado cielo de la ciudad.