Una aventura musical en el corazón de Ámsterdam

Lucas Bernal y Álvaro García formarán parte de la RCO Young holandesa

13 abr 2019 / 20:00 H.

Se llaman Lucas Bernal y Álvaro García y ambos tienen las ideas claras: quieren dedicar su vida profesional a la música. Cuando se les pregunta hacia qué camino quieren enfocar su carrera, los dos responden sin titubeo alguno: “Yo quiero ser solista”. Y si uno se concentrara en su tono firme y seguro, más allá de lo que expresan en la propia sentencia, no dudaría de que tiene ante sí a dos artistas consagrados. Su rostro, sin embargo, les delata. Lucas tiene 16 años; Álvaro, 15. La ilusión y el amor por la música les lleva a vivir pegados al violín y al clarinete, respectivamente. Igual que si formaran parte de su cuerpo, ellos y los instrumentos, los instrumentos y ellos, una simbiosis perfecta en cuyo mecanismo —de una naturalidad abrumadora— no puede hallarse fallo alguno. Y así, con esa naturalidad pasmosa relatan también su historia, que no es, para nada, común: ambos, hace ya más de un mes, fueron seleccionados, tras pasar en febrero una serie de audiciones a través de vídeo, para formar parte de los 71 músicos de entre 14 y 17 años de toda la Unión Europea que integrarán la primera RCO Young, esto es, la Orquesta Joven de la Real Concertgebouw Orchestra de Ámsterdam.

La aventura les llevará a la capital holandesa desde 7 al 25 de agosto, un periodo en el que convivirán con el resto de estudiantes de música seleccionados en el Centro Nacional de Artes Escénicas de la ciudad de Ede, donde podrán perfeccionar los conocimientos adquiridos en el Conservatorio Profesional de Música Ramón Garay. Durante la estancia, además, participarán en dos conciertos, uno el día 23 en el propio Concertgebouw holandés, y otro un día después, en el Flagey Concert Hall, de Bruselas, ambos bajo la dirección del español Pablo Heras Casado.

Los caminos que han llevado a Lucas y Álvaro a alcanzar esta meta son dispares, no obstante. En el caso del primero, parecía inevitable el hecho de que sumergiera su vida de lleno en el universo de la música. “Todo me viene de mi padre, que es profesor de música y también toca el clarinete”, explica el joven, “así que llevo viéndolo tocar en casa desde siempre, pero es que en mi casa son todos músicos, en realidad, por lo que siempre he tenido claro que me quería dedicar a esto”. Álvaro, sin embargo, confiesa: “Yo me adentré en el mundo de la música de casualidad”. El joven estudiante de violín explica que fue una visita de profesores del Ramón Garay a su colegio lo que le despertó la curiosidad. “Tenía ocho años y, me llamó tanto la atención lo que nos contaron, que con esa edad ya ingresé en el conservatorio”. Con esa misma edad, pero un año antes, comenzó a estudiar Lucas en el Ramón Garay, por lo que la aventura europea no es lo único que comparten en sus trayectorias.

A la hora de elegir referentes, los dos también coinciden en apuntar alto: mientras que Lucas se fija en el sueco Martin Fröst, simplemente porque “es el mejor”, Álvaro lo hace en la estadounidense Hilary Hahn “por su técnica y porque su sonido es muy limpio y muy metálico”. Sin embargo, a la hora de hablar sobre cómo afrontarán su experiencia en Holanda, lo hacen sobre la firme base de la humildad: “Principalmente, lo que queremos es seguir aprendiendo”.