Vandelvira renace revestido de música

Entre un mar de aplausos y vítores, Rogelio Rojas estrena una de sus mejores obras

18 may 2018 / 08:28 H.

Desde su casa, frente a la Catedral de Jaén, el compositor Rogelio Rojas miraba por la ventana la obra del arquitecto Andrés de Vandelvira e intentaba imaginar cómo sonaría musicalmente su creación. Gracias al apoyo de Rosetas 360º y Diario JAÉN, y a la inspiración que llegó fruto de la investigación, nació Vandelvira. Sinfonía para orquesta y coro, un concierto que vio la luz en el Aula Magna de la Universidad de Jaén.

Fue una noche llena de emociones, una velada musical que dibujó la vida del arquitecto gracias a la grandiosa puesta en escena de la Orquesta Sinfónica Vandelvira, dirigida por el propio Rojas, y del Coro Ciudad de Jaén, coordinado por Ángel Luis Molina. Así, más de 70 personas sobre el escenario trasladaron a los espectadores a las escenas más llamativas de la historia del arquitecto. Ejemplo de ello fue el comienzo de la obra, con un movimiento titulado La cantería. El compositor jiennense logró representar, con esta pieza, el aprendizaje de un joven Vandelvira en el oficio de la cantería en Alcaraz, su pueblo natal. El triángulo emuló perfectamente el golpeo del martillo contra un cincel que picaba piedra. Las voces masculinas de los bajos y los tenores recrearon un “coro de canteros” que dio paso a una composición romántica en la que Rojas puso de manifiesto cómo era la música que el creador oiría en su época. Con tal éxito, la noche no había hecho más que empezar.

La siguiente pieza, titulada Arquitecto, destacó por presentar un movimiento “allegre” que trajo a la escena a un Vandelvira inseguro y temeroso que empezaba a desarrollar su creatividad, algo que Rojas representó con compases armónicos que no fueron al compás, una indicación expresa del director para revivir ese momento profesional. El hogar y el amor fue el movimiento que llevó a los espectadores al ecuador de una apuesta musical, llena de talento. La pieza llegó con ritmos lentos y pausados que caracterizaron cómo era el lado más íntimo del arquitecto quien, a pesar de su sobriedad en el trato, llegó a Villacarrillo, se enamoró de su mujer y creó una familia. Bajo una melodía llena de belleza, el compositor realizó un guiño a los boleros populares que Vandelvira solía escuchar. El tempo fue acertado y estuvo acompañado de la frase “En mi desierto, tú eres una multitud”, del poeta Albio Tibulo.

Como todo final, el broche de oro del concierto fue sublime. Las expectativas eran altas. El título de esta pieza que, además, fue la más larga, fue La catedral, señal de que la obra se pensó para representar su creación. Durante su reproducción, el sonido de una tromba trajo al recuerdo la inmensidad del interior de este monumento de la arquitectura jiennense, que sonó, por parte del coro, a canto gregoriano. A este género le siguió el coro en una armonía modal, cuyo texto en latín decía: “Respeta este lugar. Es la casa de Dios y la puerta del cielo, y será llamado el tribunal de Dios”. La sombra e influencia de Bethoveen estuvo presente durante esta pieza, que mantuvo una textura homofónica, elegante y respetuosa.

Un mar de aplausos y una lluvia de emociones inundaron el Aula Magna con un concierto que invitó a los asistentes a un viaje por la memoria y la imaginación. Entre vítores y aclamaciones, los “bravo” y “bravísimo” no dejaron de escucharse. El fervor que sintieron los espectadores duró varios minutos, tanto así, que Rojas volvió a interpretar parte de la última pieza para volver a deleitar a los presentes, que disfrutaron de la magnificencia y la soberbia artística de una excelente interpretación coral.

Entre el público estuvieron presentes caras muy conocidas como las del diputado provincial Ángel Vera, la concejal de Cultura, Isabel Azañón, Antonio Molinero, fundador de Apache y Eleuterio Muñoz, presidente de DIARIO JAÉN S. A. y Rosetas 360º, quien hizo posible que Jaén viviera una noche mágica que trajo de regreso la memoria de Vandelvira.