Admonio, el fortín defensivo

Conforma un perfil de central que gusta mucho en el Linares Deportivo

11 ene 2018 / 09:22 H.

En 2017, el descenso a Tercera División del Linares Deportivo y, especialmente, el “cómo” se produjo, motivaron unas consecuencias drásticas en lo referente a la composición de su plantilla. Se mantuvo solo a dos futbolistas de la temporada pasada —Joselu y Juanfran— y el club tomó la decisión de renovar casi de forma íntegra todas sus fichas y eso, como no podía ser de otra forma, precisaba tiempo de acople. Con entrenador, sistema y futbolistas nuevos, a todo grupo le cuesta encontrar fluidez en ataque pero, probablemente, conseguir una estructura defensiva competitiva en tan poco tiempo era una tarea aún más complicada. En ese contexto, a falta de automatismos colectivos, el equipo se encomendó a sus individualidades más diferenciales en el inicio del campeonato. Y, desde la retaguardia, apareció el nombre de Vicente Admonio. Durante cuatro años y hasta la temporada pasada, la grada de Linarejos disfrutó de uno de los mejores centrales de su época reciente. Jonathan Rosales respondía a un perfil de zaguero muy importante para los mineros, especialmente en los encuentros en Linarejos, cuyas amplias dimensiones permitían lucir sus mayores virtudes: la velocidad a campo abierto y su capacidad de anticipación. Admonio llegó en verano con el objetivo de suplirle, pues se trata de un central de características muy similares y, desde sus primeros partidos, corroboró el total acierto de su fichaje. A pesar del baile de entrenadores, con todos ellos, Vicente Admonio ha demostrado qué clase de futbolista es pero resulta importante resaltar que la llegada de Jaime Molina es enormemente beneficiosa para él. Como se ha dicho, por perfil, es un central que rinde mucho mejor fuera del área que dentro de ella. Y la decisión de Jaime de adelantar la línea defensiva hasta medio campo le está permitiendo sacar a relucir sus cualidades. Cuando el Linares ataca y se instala en terreno rival, constituye un bastión defensivo. Pocos centrales hay en el grupo que permitan a su equipo defender a 60 metros de su portero y él es uno de ellos. Su capacidad para corregir hacia adelante —se vale de su zancada— está fuera de toda duda pero, además, en caso de que los delanteros ganen la espalda a la defensa linarense, su físico y velocidad le permiten recuperar cualquier metro perdido. Hacia adelante o detrás, su calidad defensiva es diferencial. Por otro lado, se trata de un defensa fuerte capaz de aguantar el contacto frente a delanteros corpulentos y ganar duelos individuales. Admonio también tiene alguna carencia. No es un central de enorme altura y el juego aéreo no entra dentro de sus principales fuertes. Es un activo, pues intensidad nunca le falta y cuenta con un gran salto —potenciado por su físico—, pero, en este sentido, la presencia de Josema le ha venido de perlas. Él sí responde a ese perfil de central de envergadura que domina el área por arriba, tanto la propia como la rival —sus cuatro goles de cabeza así lo demuestran—. Si Admonio es Rosales, Josema es Chico. Ambos se compaginan. Pero la importancia de Vicente Admonio en el sistema azulillo no se limita a lo que hace sin balón ya que con él también es capaz de crear ventajas. No posee una salida de pelota limpia pero, en conducción, puede batir líneas si se le genera el espacio suficiente. En el 4-3-3 que está planteando Jaime Molina, con Pablo Ortiz como mediocentro capaz de meterse entre centrales, Admonio encuentra ese espacio y libertad para llevar el balón a campo rival y conectar con sus compañeros de tres cuartos.