La polémica y los postes se alían contra el Mancha Real

El Marbella FC, con un gran Kike Márquez, se lleva un disputado partido pese a los goles de Airam

30 ene 2017 / 12:58 H.

Emilio no lo dudó un segundo y subió a rematar el último córner del partido. En su porfía por rematar, el meta del Atlético Mancha Real estuvo a punto de contactar certeramente el esférico, pero el balón le cayó a Álvaro que introdujo en la red el que hubiese sido el 3-3 definitivo si el árbitro, en una jugada más que discutible, no hubiese anulado el tanto. Fue una decisión muy protestada, pero el colegiado pitó el final y los verdinegros no se pudieron traer un punto del difícil estadio del Marbella pese al gran trabajo realizado.

Fue una guinda final acorde con todo lo que había pasado en el partido. El millar y medio de espectadores que presenció el choque —una paupérrima entrada, pues en los amistosos entre equipos internacional que se juegan, estos meses, en el mismo estadio se duplica la asistencia, algo criticado por Mehdi Nafti, el entrenador local—, disfrutaron de un partido vibrante. Juan Arsenal dispuso un armazón muy solido, con una línea defensiva rigida y perfectamente estructurada. El dominio era de los marbellíes, que avisaron, por primera vez, en el minuto 10, cuando Kike Márquez hizo una preciosa jugada, digna de un malabarista, con una vaselina final escorada que se marchó por poco. Sin duda, el delantero fue el mejor hombre del encuentro y demostró que atesora una calidad mayor a la división en la que se juega. Seis minutos después, volvería a probar suerte con un lanzamiento lejano que atajó Emilio. Eran minutos de asedio de los costasoleños. De hecho, la primera vez que el Mancha Real pasó del medio del campo trajo consigo un buen lanzamiento de Borja, en el minuto 25, que paró Guille Lara. Pero tanto fue el cántaro a la fuente que, al final, se rompió. Un gran centro de Rioja —quien también realizó un destacado encuentro por la banda, como un verdadero e incisivo puñal—, le llegó a Lolo, que controló en el área y batió, con enorme sutileza, al meta visitante. Era el 1-0, y así se llegaba al descanso.

Los acontecimientos se precipitaron en la segunda contienda. El Atlético Mancha Real salió decidido a darle la vuelta al marcador. En este contexto llegó la caída de Airam Benito, derribado, de forma muy dudosa, por Beitia. El propio jugador —que militó, otrora, en las filas del conjunto marbellí— estableció el empate desde los once metros. A raíz de aquí llegaron los mejores minutos de los de Arsenal sobre el tapete. Pero el infortunio hizo acto de presencia. Una buena jugada del cuadro visitante dejó el esférico en los pies de Airam que, desde más de 25 metros, observó a Lara adelantado y mandó una preciosa vaselina al larguero. Hubiera sido un tanto de una bellísima factura. Pero lo que es el fútbol, en la siguiente jugada marcó el Marbella el 2-1. Andrés colgó una falta en el área y Kike Márquez anotó su primer gol ante la mala salida de Emilio. Tampoco ayudó mucho el mal marcaje de la zaga visitante.

Pero los jiennenses no se arrugaron y Álvaro, tras un gran centro, volvió a mandar un cabezazo a la madera. Mucha mala suerte para un Mancha Real contestón. No obstante, tal cual había sucedido minutos atrás, el Marbella puso el tercero tras la clara ocasión verdinegra. Fue, de nuevo, Kike Márquez, tras aprovechar una bella asistencia de Rioja. Tanto el ariete como el extremo estuvieron de dulce.

No le quedaba otra al Mancha Real que quemar sus naves y lanzarse a la conquista de, al menos, un punto. Cuando el encuentro agonizaba, Israel Jerez, que cuajó un buen partido en el día de su debut, cayó en el área zancadilleado. El árbitro pitó penalti y Airam convirtió su segundo tanto, otra vez, desde el punto fatídico. Solo quedaba el descuento, y fue el momento en que Emilio subió al abordaje del empate. El desenlace, con la pelota en la red, quedó manchado por el gol anulado. De este modo, el Mancha Real vuelve a Jaén con un mal sabor de boca, tanto por el raro deselance como por los méritos desplegados, pero satisfechos, a su vez, con su meritorio partido.