El Linares sigue sin respirar

Los azulillos vuelven a la senda de la derrota pese a plantar cara
a un Mérida que aspira al ascenso

17 abr 2017 / 11:03 H.

Cuando la necesidad manda, no hay otro mariscal con más estrellas en sus vestimentas que el exjiennense Paco Aguza. Un remate suyo en boca de gol, tras peinar Ayoze un servicio teledirigido de Óscar Rico, se convirtió en el gol que a la postre mete por derecho propio a los de Jiménez en la nobleza con visos de jugar la liguilla de ascenso. Con la novedad del joven Ismael en el lateral diestro, la puesta en escena de la tropa azulilla desprendió vibraciones, al menos en cuanto a intenciones se refiere y pronto provocaría la primera taquicardia en los corazones emeritenses. Rodri cosía el objeto circular desde el banderín, pero ni Higinio en primera instancia ni Corpas, tejían con precisión y todo pasó a mejor vida (5´). El cuadro romano se fue despertando de su sopor balompédico inaugural y fue hilando mejor. Equilibraba la posesión y en las huestes de los de Ferrando doble dibujo: un 5-4-1 a la hora de defender y un 3-3-3-1 en las acometidas del conjunto local. Corpas probó sus intenciones pero su tiro tomó rumbo al reino de los cielos (17´). El Mérida aguardaba, ni se inmutaba emocionalmente y dejaba hacer al cuadro azulillo. En esas andaba el duelo, en una proliferación de tuyas-mías y con empate hasta que se despejaron las dudas tras una jugada a balón estático. Óscar Rico, sacó una falta, el cuero voló y se tiró en plancha Ayoze poniendo en apuros en el despeje al meta linarense. Su rechace lo capturó Aguza y puso el 1-0 en el marcador. El Mérida estaba muy cómodo en el césped presionando y ahogando a los de Ferrando, con mención mayúscula para las subidas de Marín y Álex Díez y las permutas constantes de Yacine y Cascón. El Linares tenía sus opciones, pero eran más tarascadas a las carnes extremeñas que claras ocasiones que terminaran en gol. Simples cosquillas como un testarazo de Ismael al cielo (34). Poco más, la verdad, porque los extremeños sufrieron lo justo. Se consumió el tiempo reglamentario y el Linares seguía igual. Con ganas, sí y alguna ocasión en la elaboración de los platos, pero a la hora de emplatar, todo se quedaba ahí, con la miel en los labios. Se llegaba al entreacto y todos los cuchillos en alto. Pareció leerle la cartilla el técnico azulillo a los suyos en el vestuario, que nada más pisar verde disfrutaron de sus casi únicas llegadas en la segunda entrega. Higinio puso una rosca interior que Hevia remató fuera (47) y él mismo, tras un gran pase de Corpas, se deshizo de los cadenas de Aguza para rematar forzado y provocar ciertos sudores en las frentes y almas extremeñas (53). Rueda, a quince minutos del pitido final, calentó algo las manos de Mandalúniz y Cuerva dijo adiós dando lugar al ex juvenil local Gámiz. El cuadro local buscó el segundo tanto ante un Linares sin remate y que aún no respira. Sigue sin asegurar la permanencia. Suma 41 puntos y el sábado tiene un partido comprometido en casa contra el Lorca, el líder del grupo cuarto.