El Real Jaén gana al Maracena en un encuentro muy agónico

Ambos equipos cuentan con múltiples oportunidades, pero solo el conjunto blanco consigue el gol del triunfo

28 ago 2017 / 11:40 H.

Pensaban los aficionados al Real Jaén, cuando acudían al estadio de la Victoria, cuáles serían las claves de este nuevo equipo indicado y diseñado para la Tercera División. E iban, además, mediatizados por las malas noticias llegadas de Atarfe tras el primer partido. Las dudas tenían su justificación y generaban conjeturas complejas. Una incertidumbre explicada y adobada por las condiciones en que empezaba la nueva ruta liguera en Tercera: equipo completamente nuevo y desconocido, y tropiezo a las primeras de cambio. En esta oferta a la afición jiennense echó a andar el balón en el cuidado y atendido césped.

Fue con esta esperanza y decisión como el equipo de casa arrancó sus primeros pasos tratando de dominar el panorama. Pero duró poco tiempo: el Maracena amagó con un susto y a lo largo de los minutos ofreció tres o cuatro más, algunos con riesgo grave de conseguir su propósito. El Real Jaén, por su parte, que también amenazó con decisión en alguna oportunidad, trenzaba jugadas atractivas y de buen sabor pero se echaba en falta un punto mayor de emoción. El ambiente futbolístico que se ofrecía encerraba gusto y resultaba templado pero, precisamente por ello, adolecía de falta de fuerza y de emoción.

Tras el descanso, el juego se inició con más decisión por los locales y ello les llevó a conseguir el gol, que, a fin de cuentas, les dio el triunfo. Con una mezcla vibrante de suerte y de inteligencia cogieron los blancos la espalda de la defensa contraria, como dicen los expertos, y marcó el camino de los tres puntos. Y, tras alguna otra oportunidad para aumentar la ventaja, la cosa se puso fea para los de casa unos minutos más tarde cuando los visitantes erraron dos ocasiones casi a puerta vacía, de esas que a sus protagistas se les regala una noche de pesadilla. El desarrollo del encuentro se disparó con una fiesta de ocasiones por una y otra parte que, como en un partido de tenis, tenía a los espectadores de un lado a otro del campo. Oportunidades fundadas en espléndidas acciones y, por qué no reconocerlo, en errores y despistes, digamos, humanos.

En la discusión que mantenían Melibea y Celestina en la que ésta trataba de convervencerla para sus propósitos con Calisto, insistían en un pensamiento que siempre ha hecho furor en la vida y la literatura: “Solo es vencido quien cree serlo”. Y es que ambos equipos arriesgaron hasta el minuto final pero fue el Real Jaén el que llevó la delantera en las oprtunidades (16 a 8, contabilizó un detallista espectador). Por eso decían los antiguos que los inmortales premian la virtud pero no la proporcionan.