La santa realidad

    18 feb 2019 / 12:39 H.

    Q ué fácil es volar, dice Antonio Machado en unos versos llenos de realismo y, al tiempo, de ficción: ¡qué fácil es volar, qué fácil es! / Todo consiste en no dejar que el suelo / se acerque a nuestros pies... volar sin alas donde todo es cielo. Y en esos quehaceres filosóficos y metafísicos anda metido en estos últimos tiempos el Real Jaén: hacer sencillo lo que parece un milagro. ¿Será sencillo eso de evitar que el suelo no toque nuestros pies? Siempre se ha planteado cuánto de costumbre e inercia hay en la belleza, cuanto de perfección se da en la vida de cada día para que no nos aburra el éxito. Mostrar con el sentido práctico que es posible la hazaña y hacer que ésta parezca rutina. Todo este embrollo está consiguiendo el Real Jaén en lo que, siendo grande, parece como si nada. Haber resuelto el contraste entre lo mayor y lo menor. ¡Ahí es nada lo que estamos disfrutando cada día los aficionados y también, (¡cómo no!) los miembros, unos y otros, del mismo equipo! Los expertos y los técnicos andan analizando los detalles futbolísticos de ese derroche de acople deportivo. Pero también es necesario vivir desde los versos el otro derroche, el de la ilusión y el goce puro que va llenando el corazón de los seguidores. ¡El puro disfrute por el disfrute! en una de las competiciones que lleva camino de ser de referencia... como en los grandes rincones de los tiempos: ¿qué hacías tu aquella temporada en la que el Real Jaén...? Tú adorarás (por terminar con otro poeta, don Ramón de Campoamor, que en una larga y realista poesía da título a este comentario): Tú adorarás lo real cuando, instruida / en el ser de las cosas, / acabes por saber que en esta vida / no puede haber, sin larvas, mariposas. Y esta es la respuesta al milagro, a la alta doctrina filosófica y metafísica. Algo tan simple como, primero, saber que, si uno quiere flores y frutos, es indispensable plantar a su tiempo las semillas y, después, cuidar la planta con esmero. El éxito del Real Jaén, con las sombras humanas imprescindibles, empezó sembrando y, esperemos, acabe de forma que el éxito se convierta en rutina.