Las cuentas cuentan

    21 ene 2019 / 12:04 H.

    De un personaje de “Wilt”, una famosa novela de humor de Tom Sharpe, se dice que tiene días normales, días especiales y días de “esos”. Los primeros ya se supone en qué consisten: rutina y ajetreo ordinario, con las dificultades y los beneficios propios de la vida usual. En días de “esos” nada sale bien: se haga lo que se haga, se pongan esfuerzos y se cuiden peligros, de nada sirve porque el infortunio lleva siempre las de ganar... se puede recordar el ya lejano partido ante el Guadix cuando los palos de la portería, además de los despistes de la defensa, se convirtieron en protagonistas a los que no había manera de plantarles cara. Los días especiales traen algo inesperado que inyecta esperanzas en el futuro, con el que las cosas cambian o, incluso, se asientan si ya iban bien. Así las cosas, no hace falta decir que ayer fue uno de esos días especiales, tal como lo ha inventariado el novelista. Un día especial porque, aunque el Real Jaén parece que, a día de hoy, está en disposición de asentarse en el primer puesto, ayer lanzó un mensaje para el futuro suficientemente claro y distinto, que diría el filósofo. En todo caso es imprescindible tener presente la suprema dialéctica en que se encuentra metido el equipo y que todos los aficionados conocen: el momento que domina la actualidad y el presente en el que de la misma manera puede resultar angustioso como mágico y casi sublime, con tres equipos de altísimo nivel, a la caza y captura permanente del triunfo ya que de otro modo el gran objetivo se puede desvanecer. “Dos (tres) guerreros han corrido el uno contra el otro; sus armas / han salpicado el aire de destello...”, podríamos decir manejando a Baudelaire. Destello que, además, tiene un empuje especial y que ha arrastrado al ambiente del otro lado del partido de ayer: partido que los del Rincón soportaron con dignidad, lo que es del todo encomiable y más allá de un razonable ya está bien que parece se gestó en el aire. Que hubiera tenido algún sentido si las cosas no estuvieran como están, con el golaverage a cuestas. Y presionando.