La pasión del Real Jaén no le basta para ganar

Los blancos ofrecen una buena imagen y siguen negados ante el gol ante un Melilla que cuenta con ocasiones en la recta final de un encuentro intenso

13 mar 2017 / 11:38 H.

Decía el famoso Givanni Agneli, refiriéndose a un jugador de su grupo: “Ya sabemos que Ian Rush deja que los goles hablen por él. Lo malo es que hasta ahora no han hablado mucho”. Reflejaba el triunfo del silencio esta anécdota, que tan bien encaja en el devenir del Real Jaén. Es que no hay manera de meter un gol. No hay forma. Y eso que, a modo de ejemplo, hasta los minutos veinte no alcanzó el Melilla la portería de los blancos mientras estos ya habían dispuesto de cinco oportunidades, más o menos sólidas, de gol. Y, además, venían jugando con entusiasmo, fuerza, empuje, intensidad y otras muchas cualidades que suelen enumerarse en estas circunstancias. Y con esta cara y esta imagen, adobada en ocasiones con un juego aceptable, se desarrolló el primer tiempo, naturalmente, con algún que otro suspiro. Por ello los aficionados despidieron a los jugadores con cariñosos y animosos aplausos al marcharse al recreo.

Con aire de sosa comenzó la segunda parte, hasta que, en los minutos sesenta, el Real Jaén tuvo unos rasgos de dominio, los aficionados se animaron a animar y pareció que podía escucharse el olvidado grito de “gol”. Pero no, tampoco. Lo que sí ocurrió fue que los equipos se descompusieron, se rompieron los esquemas y los últimos quince minutos mostraron un ritmo de arriba-abajo constante, con ocasiones muy peligrosas a diestro y siniestro, incluido un poste en la portería de Felipe. Pero, como en el famoso soneto cervantino, mucha fuerza y valentía aunque al final fuéronse y no hubo nada más.

“Sobre la tierra amarga / caminos tiene el sueño” como asegura el poeta en una expresión que encierra un mundo de sentimientos, sensaciones y experiencias sensoriales. Mejor es bajar que desaparecer, dice el sentido común, pero el trance resulta de todas maneras amargoso y amargado. No hay mucho espacio en donde moverse con soltura y, mientras el silencio de los goles sigue horadando el alma de los aficionados, todo parece hundirse en una sinestesia sin fin. Sin goles, que no hay manera de que lleguen, ni apoyos, que andan, como las esperanzas, menguadas. ¿Al pie de la sepultura, como se lamentaba Cervantes?

La armonía entre equipo y aficionados, que en más de una oportunidad se habían empañado, lució como un sol espléndido. Viendo, como dice la coplilla ya hecha casi refrán, que “yo hice lo que pude mientras que Fortuna lo que quiso”, los espectadores despidieron a los jugadores con verdadero agrado y reconocimiento, lo que hacía mucho que no se escuchaba por estos lugares.

Al Real Jaén le está pasando, desde hace unas cuantas semanas, desde que empezó a resbalar por la pendiente del riesgo, que, mezclados el aceite y el agua, chirría todo el edificio y, en esta tesitura, se está hablando de palabras gruesas, de palabras graves y, para colmo, de silencio de porterías. Ya no es aquello que se cuenta de que, si vienen las desgracias, lo hacen a ventoleras sino que el juego se ha vuelto serio y todo está en el peligro de desaparecer. “Murmullo que en el alma / se eleva y va creciendo, / como volcán que sordo / anuncia que va a arder”. De todas maneras, si la esperanza es lo que nunca hay que perder, debe quedar una sonrisa en el futuro, la confianza en que, aun a trancas y barrancas, todo acabe bien.

Protagonismo de la peña femenina
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María Eugenia Vega, presidenta de la Peña Femenina del Real Jaén, fue la encargada de realizar el saque de honor en el partido declarado homenaje a la mujer. Después, la dirigente, junto con sus compañeras de colectivo, siguieron el compromiso desde el palco de autoridades, en el que no estaba presente Sergio Hitos, máximo resposable de la entidad. El colectivo se caracteriza por el apoyo que ofrece al equipo.