Amparo para las “invisibles”

Encarna López Palma

01 feb 2019 / 11:58 H.

Fue muy clara en sus palabras: a ella no le gustan los reconocimientos ni hablar en público, pero se “atrevió” a aceptar este premio para que se escuche “la gravedad de unas mujeres que son invisibles a la sociedad”. Lo son, dijo, por dos motivos, “porque son pobres y porque son mujeres”.

Hermana Mercedaria de la Caridad, Encarnación López ejerció como enfermera en el Neveral durante más de treinta años y, ya jubilada, trabaja como voluntaria en el proyecto “Candela”, da Cáritas Diocesana de Jaén, que tiene como principal objetivo el de ofrecer una atención integral a las mujeres que ejercen la prostitución en la provincia. “Desde hace más de dos años, un equipo de Cáritas Diocesana nos dedicamos a acompañar a mujeres, acercándonos a su realidad”, explicó. “Casi todas nos dicen que no quieren estar ahí pero que no tienen otra opción. Llegan, en su mayoría, engañadas procedentes de otros países en busca de una vida mejor, pero se encuentran una situación muy precaria, sin permisos de trabajo, sin ayudas de la administración”, defendió. Las definió como “fuertes y valientes”, pero abocadas, en su empuje por sacar a sus familias adelante, a situaciones muy complicadas, de explotación, en las que ganan una miseria y con miedo hasta de ser expulsadas y rechazadas por la sociedad.

“Ellas son invisibles, pero los clubes, no. Esos se anuncian con luces de colores en la carreteras, donde muchos hombres, nuestros padres, hijos, hermanos, sobrinos, van al salir de trabajar o a celebrar una despedida de soltero”, analizó. “No interesa saber qué pasa dentro de esos clubes, solo nos quedamos con la imagen de mujeres desnudas que salen en prensa. Pero esa es solo la superficie”, criticó. “Desde el proyecto Candela pretendemos ser una iglesia de acogida para estas personas invisibles, por eso vamos en su búsqueda, a los pisos y clubes donde ejercen la prostitución, les ofrecemos un acompañamiento integral, pero, sobre todo, escucha incondicional, sin juzgarlas, sin decirles qué tienen que hacer”, aseguró. Y concluyó: “Ellas se merecen tener los mismos derechos que tengo yo y tenéis vosotros, por eso luchamos. No es una cuestión de solidaridad, sino de Justicia”.