“Hay pocas cosas a las que no les encuentre un micromachismo”

19 ene 2017 / 17:23 H.

Dolores Muro Ramírez, Lola, como gusta que la llamen, nació en Úbeda en 1972. Estudió Filología Inglesa. Ambicionaba ser profesora. Pero chista: “Tuve la mala suerte de que congelaron las oposiciones. Me planteé qué hacer y, con sus pros y sus contras, tuve claro presentarme a Policía Local”. Señala como “contras” que, “hace 20 años”, en el Cuerpo había muchos hombres y pocas mujeres. De una plantilla de unos 40 profesionales, en el de Úbeda solo había otra mujer y en administración. “Pero los pros eran muchos, porque la Policía Local está muy cercana al ciudadano y yo tenía ganas de ayudar a los demás”. Nada fue sencillo. Quería estar en la calle, pero sus compañeros varones pensaban que debían protegerla. ¿Cómo? Evoca el caso de una multa a un vehículo mal aparcado. Habían llamado a la grúa. “Y el dueño, de unos 70 años, llegó con mucho genio y me dijo que donde tenía que estar era en casa, fregando platos”. El agente que la acompañaba salió en su defensa. “Me sentí cuidada, pero no necesitaba eso. Siempre he pensado que el cumplimiento correcto de mi trabajo haría ver que soy digna de mi profesión”. Y ha ocurrido así, como muestra el diploma honorífico que el Gobierno le concedió en noviembre en los Premios Menina Andalucía. Desde septiembre de 2009, es coordinadora de Violencia de Género de la Policía Local, además de la Comisión de Absentismo Escolar. Muro Ramírez trabaja codo con codo con otra agente de la Policía Nacional. Las dos se reparten el seguimiento de 63 mujeres con orden de protección en Úbeda. Pero, en estos años, dice haber conocido casi 600 sin orden. Y va a más. “Si las mayores no denuncian porque piensan que tienen que aguantar, las jóvenes buscan hombres celosos. Creen que es una prueba de amor”, dice la experta, que advierte de la complejidad de este tipo de violencia: “Los sentimientos están de por medio y, con un apego sentimental al maltratador, es difícil salir adelante”. Muro Ramírez es la única policía local de la provincia que da charlas de violencia de género entre 30 profesionales (20 guardias civiles y 11 policías nacionales). “Es un orgullo, pero nunca se desconecta. Siempre te vas a casa pensando si le ocurrirá algo a alguna mujer”, apunta la experta, que concluye: “Será deformación profesional, pero hay pocas cosas a las que no les encuentre un micromachismo”.