Sorihuela del Guadalimar, una maravilla entre dos comarcas

A caballo entre El Condado y Las Villas, el municipio destaca por sus fiestas

14 mar 2019 / 16:24 H.

Sorihuela del Guadalimar es un pequeño municipio lleno de encanto. A caballo entre las comarcas de El Condado y Las Villas, parte de su término está ubicado en el parque natural que domina el este de la provincia. Con poco más de mil habitantes, el punto más representativo es la Plaza de los Caños, en la que desembocan hasta ocho calles. En el lugar, aparte de una fuente existe un lavadero, denominado Las Pilas, que atestigua tiempos pasados en los que no había agua corriente en las casas.

El principal monumento sorihueleño es la iglesia parroquial de Santa Águeda, que alberga a la patrona. La fábrica es en su totalidad de sillería y en su interior se encuentran las tallas de Santa Águeda y un Crucificado, ambas del siglo XVI. Se supone que Sorihuela fue en la época andalusí un núcleo situado junto a una fortificación. De hecho, sobre una elevación del terreno queda algunos restos de un castillo que probablemente se remontaría al periodo inmediatamente posterior a la llegada y el asentamiento de población islámica de Arabia y el Magreb.

Entre los espacios más conocidos, junto a la confluencia con Villanueva del Arzobispo, se localiza el Charco del Aceite, un remanso de paz en medio de una naturaleza frondosa. Sobre todo en verano, numerosas personas acuden hasta allí.

Si por allí destaca Sorihuela del Guadalimar es por sus fiestas. Santa Águeda es honrada, en febrero, con la tradicional ofrenda de la cera, en la que velas, que recuerdan antorchas se encienden en recuerdo del martirio. A ella también se le dedica la feria, en la segunda quincena de agosto. La copatrona, Santa Quiteria es venerada en su ermita, ubicada en el campo, en plena naturaleza, en unas jornadas de convivencia. Como buen municipio rural igualmente tiene muy presente a San Isidro, una convocatoria en la que la que se engalana la maquinaria usada para las tareas agrícolas.