“Fue un gran artista y un devoto comunista”

20 abr 2017 / 08:00 H.

Hace unos días se fue Ernesto Sánchez Montoya, un bohemio soñador orcereño, muy reconocido bajo las siglas de la hoz y el martillo, aunque muchos lo conocimos gracias al yunque y la fragua. Herrero de raza, devoto comunista y de convicción profunda. Excelente conversador y amigo. Un gran artista. Ejecutor material de la obra de José Fernández Ríos, el poste eléctrico con un nudo que puede verse en el edificio Siglo XXI de Puente de Génave llamada “Evolución trabada”, entre otras muchas cosas. Este flacucho, de rostro serio pero de sonrisa permanente, es otro ejemplo del hombre que dio más a la política que la política le dio a él.

Descanse en paz.

En su recuerdo, pongo un fragmento de la letra de la canción que me cantó más de una vez, “Cambalache”:

“Que el mundo fue y será una porquería

ya lo sé...

(¡En el quinientos seis

y en el dos mil también!).

Que siempre ha habido chorros,

maquiavelos y estafaos,

contentos y amargaos,

valores y dublé...

Pero que el siglo veinte

es un despliegue

de maldá insolente,

ya no hay quien lo niegue.

Vivimos revolcaos

en un merengue

y en un mismo lodo

todos manoseaos”...