“Ganadero de lujo y excelente persona”

08 abr 2017 / 08:00 H.

El pasado jueves, 6 de abril, la iglesia de la Inmaculada Concepción de La Carolina abrió sus puertas para decirle su último adiós a Apolinar Soriano Heras, fallecido a los 90 años. Ganadero de reconocido prestigio en el mundo de los toros y gran persona, de ahí el “llenazo” en su funeral, donde se dieron cita una gran cantidad de amigos del finado.

Se nos ha ido un gran hombre amante de su ganadería, por ese gran amor y desvelo que sentía por ella. Era un apasionado. Se sentía feliz al verlos sanos, lustrosos, con la bravura que desarrollaban en la tienta. Tenía una gran sabiduría. Conocedor de los animales y estudioso del comportamiento del ganado.

Desde su tierra serrana de Cuenca se vino a las estribaciones de Sierra Morena. Supo elegir para él un lugar para vivir, La Carolina, y para su ganadería unas fincas como “La Mejora” y “Galvarin”, en el término de Santa Elena. Aquí junto con su esposa, Amparo Mora, gran ganadera, y sus tres hijos, ha estado toda una vida desarrollando su pasión por la ganadería. Amante de nuestra Andalucía, también supo elegir esta bendita tierra, en 1963, para formar una ganadería dotándola de un gran prestigio. Meticuloso, honrado, todo un caballero. Llevó con mucho amor y cariño el desarrollo de sus toros. Conceptos que le fue inculcando a su hijo Apolinar, fiel seguidor de unas ideas basadas en la honestidad y sabiduría de su padre.

Su casa siempre estaba abierta para ayudar a los que empezaban y para aquellos que precisaban torear algunas vacas. Ha sido todo un ejemplo su trayectoria, buscando la bravura de sus toros, que a los toreros les encantaban.

Apolinar Soriano Heras venía de una gran estirpe de ganaderos de Cuenca, forjados y curtidos en la trashumancia donde precisamente aquí, en Jaén, sembraron las raíces y en la actualidad pasta su ganadería que la fue mejorando con los tiempos cuya procedencia es Núñez, y muy sabiamente él la mejoró. Fruto de un gran trabajo y no exento de algún sacrificio, llegó a tener hasta tres hierros, Apolinar Soriano, Amparo Mora, su esposa, y Celso Pellón.

Apolinar Soriano Heras fue amante y celoso de su profesión. Se formó desde pequeño en todas las labores de una ganadería. Vivió la trashumancia y de ahí los grandes conocimientos adquiridos. El legado que ha dejado a sus hijos es para tenerlo muy presente, hombres de su talla dejan una escuela difícil de superar, pero me consta que sus hijos supieron, en su momento, tomar nota de lo mucho y bueno que el patriarca les fue inculcando a lo largo de una vida, entregado al trabajo como ganadero, una trayectoria difícil de igualar y, más, tratándose del único ganadero de Cuenca que forma parte de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, siendo también el único de la provincia de Jaén que lidia en plazas de primera y segunda categoría. A Doña Amparo Mora, ganadera madre y gran esposa, a sus hijos Joaquín, Apolinar y María Teresa, mi testimonio y apoyo por esta gran pérdida, y deciros que tuvisteis la gran suerte de tener un gran padre y un gran maestro.