“Humano, sencillo, amable y bueno”

02 feb 2016 / 08:00 H.

Llegó su hora de rendir cuentas al Dios en el que tanto creyó y esperó. Manuel López Pérez, otro amigo que se me va. Cuando conocí la noticia mi cuerpo recibió un impacto del que todavía no se ha recuperado. Y eso que el fatal desenlace se esperaba.

Por otro lado, estoy feliz, porque Manolo volverá a compartir grandes momentos de tertulia y Jaén estará presente en el cielo. Allí, López Pérez, Manolo, como lo llamábamos los amigos, se encontrará con un gran elenco de escritores, historiadores, cronistas, profesores, maestros, investigadores. Allí, encontrará a sus grandes amigos, Rafael Ortega Sagrista, del que tanto bebió, Isidoro Lara, Manuel Caballero Venzalá, Fernando Lorite, Miguel Calvo Morillo, Juan Montijano..., auténticos sabios jaeneros que tan amplio legado nos dejaron para que conozcamos detalles de nuestra historia, de nuestras cosas.

Con Manolo compartí innumerables momentos, muchos de ellos en los que acudía a pedirle algo. Su disposición era siempre ejemplar. Nunca recibí un no, a pesar de que yo me hacía esperar cuando me solicitaba los artículos para la revista “Alto Guadalquivir”. Me reservaba siempre el espacio, sabía que era el último en llegar pero llegaba. Actualmente era cronista de la cofradía de El Abuelo. ¿Qué buen fichaje, amigo Prudencio? Y hombre necesario en la Santa Capilla de San Andrés. No quiero extenderme más, porque si tuviera que contar todo lo vivido con Manolo López Pérez, ocuparía varias páginas. Sin embargo, no quiero dejar de mencionar sus dotes de humanidad, sus cualidades para educar y enseñar, sus condiciones como persona, siempre sencillo, cercano, amable, y siempre dispuesto, con esa tímida sonrisa que cautivaba.