Siempre estuvo entregada a la Virgen de la Fuensanta

24 dic 2016 / 08:00 H.

La juventud de Dolores recibió la bendición de la Virgen de la Fuensanta. Su vida fue de entrega, sencillez, bondad y generosidad con las distintas órdenes religiosas o personas necesitadas. En silencio, callada, supo aplicar las palabras bíblicas, que su mano derecha no conociese lo que entregaba con la izquierda, sin límites y un trabajo y predisposición, siempre positivo, ha traspasado el área local y llegando hasta Madagascar. En una de las innumerables charlas que mantuvimos dijo: “Fui madrina de la Coronación por elección propia de la Virgen. Ella puso los medios y circunstancias para que así fuera, sólo a ella debo tan gran honor. A pesar del tiempo transcurrido le sigo dando las gracias por su elección, me asombra que me pueda querer tanto sin merecerlo. Le pido a la Virgen que me siga teniendo a su vera como en aquel inolvidable, 29 de septiembre de 1956, como su fiel y humilde esclava, aunque sea en el último rinconcito de su regazo o como su jardinera para poder seguir poniéndole las mejores flores del Edén”. Algo mágico se dio en su nombramiento como madrina. Los padrinos oficiales nombrados eran los marqueses de Villaverde. Un día antes de la Coronación alegaron que no podían venir y delegaron en el gobernador civil y su esposa. Cuando las autoridades locales salieron a recibirlos, en la mañana de la coronación, el gobernador indicó que su esposa no podía asistir, ya que su hijo estaba grave en el hospital de Jaén. Dolores, que ya estaba sentada en su lugar, fue llamada por uno de los responsables de los actos, Juan Ortuño, que le indicó que debía ser la madrina, por lo que rápidamente tuvo que cambiarse de vestido y colocarse la mantilla.

La larga historia del vestido que se puso, cuyo tejido se trajo de Tánger, demuestra que los hechos no tienen una explicación lógica. Sobre los mandamientos, nos dijo: “Aunque todos los mandamientos son igual de importantes, me quedo con el resumen, amar a Dios sobre todas las cosas, a su Santísima Madre como corredentora del género humano y la mejor intermediaria, y al prójimo como a nosotros mismos”. Sobre la vida religiosa en Villanueva, opinaba: “Creo que somos un pueblo privilegiado porque conviven en él desde hace cientos de años cinco órdenes religiosas: mis monjitas según ellas se consideran las Dominicas Contemplativas del convento de Santa Ana, con oraciones permanentes por sus paisanos y en general por toda la humanidad. Los Padres Trinitarios que “siguen llamados a anunciar al Dios Trinidad, que escucha el grito de los oprimidos y afligidos. Su carisma de liberación a los cautivos no pierde actualidad. Sólo que las esclavitudes varían según las épocas que se atraviesan”.

El pasado año, en noviembre, se entregaron al padre provincial 26 escritos de distintas personas de las Cuatro Villas. Dolores escribió: “Quiero dejar constancia de mi gran consternación por la, al parecer, ineludible partida de mi querida Orden Trinitaria, a cuyo laicado tengo el honor de permanecer... Por todo esto ruego encarecidamente a mi Orden Trinitaria, principalmente a los que han sido conventuales aquí y a los que tuvieron la suerte de hacer aquí su noviciado, que consideren minuciosamente la opción de partida y decidan permanecer en este santuario per “secula Seculorun”. Las abnegadas Hermanitas de Santa Teresa de Jornet, en el Asilo, con su atención permanente y desvelo continuo por nuestros mayores, cuya presencia es cada vez más necesaria dada la deshumanización reinante actualmente en la sociedad. En su profesión de farmacéutica realizó la labor de sanar con las medicinas la salud, pero también el alma de los vecinos con su generosidad. Después llegaron los actos del Cincuentenario de la Coronación de la Virgen, en 2006, y Dolores aportó un intenso trabajo en la comisión y, en la mañana del 1 de octubre, volvió a ser la madrina de la Virgen. Su misa funeral, con la participación de varios trinitarios y sacerdotes de Las Villas, se celebró en el Santuario de la Fuensanta, que quedó pequeño.