“Siempre fuiste un ejemplo de bondad”

05 feb 2017 / 08:00 H.

Nunca olvidaré a mi madre. Una mujer que, en vida, desde que tuvo uso de razón, fue pura bondad, un ejemplo de lo que significa ser buena persona. Julia, por desgracia, nos dejó hace unos meses, y desde entonces no existe momento alguno en que no me acuerde de ella. Lo que significa para su familia, para mí personalmente, es mucho. Ya no solo porque era una madre, sino porque era una persona querida por todos. Burunchel la echa de menos, y todos sus seres queridos sabemos que, pase el tiempo que pase, nunca la olvidaremos, porque su legado en nosotros es inmenso, y lo será por siempre, de eso no me cabe duda.

Es tan difícil elegir un momento, pues todo lo que me viene a la cabeza con ella es felicidad. Siempre fue buena con nosotros, con sus hijos, y con su marido Francisco Moreno, que la echa tanto de menos como yo. Nos contaba como fueron sus inicios en la vida. Una mujer tan sacrificada, criada en el campo, que sabía lo que era trabajar desde edades tan tempranas. Y por eso, nuestra madre, desde que yo era una cría, nos contaba lo importante que era la educación. Ella, por desgracia, en otros tiempos tan distintos, no tuvo mucha posibilidad de saber lo que era formarse en la enseñanza. Aún así, fue siempre la persona más educada del mundo. Y es que, las instituciones académicas no siempre son las mejores escuelas. Ella se crió en el campo, y tuvo que aprender a desenvolverse en todos los ámbitos vitales desde muy joven. Ahí gano una madurez que la hizo ser la gran persona que fue, y que heredó, con maestría y amor, a todos nosotros. Siempre le estaré agradecido por ello.

Siempre habló, también, del gran aprecio y absoluto amor que tuvo por sus hermanas. Damiana —la mayor de todas ellas, que vivía en Cataluña—, Antonia —la única con vida, que siempre dice echarte tanto de menos—, Juan Antonio —el único varón—, Francisca —que nos dejó unos meses antes que tú—, e Isabel —siempre tan sonriente, de Chilluevar, que siempre que podía te visitaba a Burunchel—. Por lo tanto, un recuerdo imborrable bañado por el amor y el cariño que siempre nos tuviste. Por eso jamás olvidaré a mi madre, y siempre tendré en cuenta todo lo que me enseñó.

Te echaremos de menos.